Tras su viaje al pasado remoto, Oliver Stone vuelve a tiempos más cercanos y, esta vez --otra vez--, complicados. El director de Platoon, Nacido el cuatro de julio y JFK ha comenzado ya en Nueva York y Nueva Jersey el rodaje de su proyecto ambientado en el 11-S. El guión firmado por Andrea Berloff no tiene título aún pero la película ya tiene reparto, encabezado por Nicolas Cage, Michael Pena, Maria Bello y Maggie Gyllenhaal. Y Stone, uno de los cineastas estadounidenses que genera extendidas controversias políticas, tiene también todas las miradas encima.

Algunos temen al hombre que en su trabajo cuestiona versiones oficiales o entrevista a Fidel Castro y que en octubre del 2001, un mes después de los atentados a los que el país respondió con altas dosis de patriotismo totalitario, se refirió a los ataques contra las Torres Gemelas como una "revuelta" contra las corporaciones multinacionales. Sin embargo, ni la historia argumental de la película ni las declaraciones más recientes del director parecen justificar los temores.

EXPLORACION DEL HEROISMO

"Es un trabajo de pasión colectiva, una meditación sobre lo que ocurrió, y está impregnado de una compasión que ayuda a curar --dijo Stone en julio al hablar de su proyecto--. Es una exploración del heroísmo en nuestro país, pero al mismo tiempo es internacional por su humanidad".

La película está centrada en la historia real del sargento John McLoughlin (Cage) y el oficial William Jimeno (Pena), dos agentes de la policía de la Autoridad Portuaria que la mañana del 11-S quedaron atrapados bajo seis metros de escombros tras el colapso de la Torre Sur y que veintidós horas después fueron rescatados. La película presentará también la historia del contable y sargento reservista David Karnes, que junto a otras tres personas, rescató a McLoughlin y Jimeno a las 7.45 horas de la mañana el 12 de septiembre.

Para una ciudad donde aún está en pañales el proceso de reconstrucción física de la zona cero, el rodaje de la primera gran producción de Hollywood centrada en el 11-S es polémico. Pero Stone y los productores han dado pasos para reducir aristas. En primer lugar, Paramount contrató a una antigua encargada de relaciones comunitarias de la Corporación para el Desarrollo del Bajo Manhattan, un organismo creado tras los atentados, que organizó más de una docena de reuniones con supervivientes, familiares de víctimas, empresarios de la zona, policías y bomberos.

En un encuentro que tuvo lugar el mes pasado en Manhattan, alrededor de una docena de supervivientes y familiares de víctimas mostraron su rechazo a que se vieran imágenes como la de los aviones impactando contra las torres o la de quienes saltaron de los edificios. "Nada de eso será recreado", les tranquilizó el productor Michael Shamberg, que en declaraciones al New York Post ha asegurado que "la mayoría de la historia se contará desde la perspectiva de las familias de los dos protagonistas, que vieron cómo se desarrollaba la tragedia por televisión". En otras declaraciones a Associated Press, Shamberg ha querido tranquilizar a los preocupados: "No estamos haciendo la versión de Torres-infierno-Titanic", ha dicho.

FUERA DE LA ZONA CERO

Ninguna escena se filmará cerca de la zona cero. Y aunque la comisión de cine que otorga los permisos de rodaje en la ciudad no rechazó que se recrearán escenas tras el colapso de las torres, los productores han decidido que es "más fácil" rodar ese material en un estudio de Los Angeles. Sí se utilizarán imágenes de archivo de aquel día, pero se verán en pantallas de televisión que aparecerán en segundo plano.