Dice Juan Luis Arsuaga que en las playas de Cádiz puede imaginar cómo llegan las naves fenicias y que con un hueso de mamut en las manos es capaz de ver al animal comiendo hierba de la estepa. Con estas dotes para fantasear, no es extraño que, durante los muchos años de trabajo en Atapuerca, la imaginación del paleontólogo fuera más allá de la tarea investigadora y diera voz a los ancestros cuyo pasado recuperaba. El paso siguiente ha sido llevar al papel la vida de aquellos seres, darles nombres, suponerles sentimientos y convertirlos en personajes de novela. Al otro lado de la niebla es la primera obra de ficción del laureado científico reconvertido en ocasional escritor.