Ecologistas en Acción de Extremadura

Hay prácticas humanas que nos acercan a nuestro pasado remoto y nos alejan de la cultura adquirida por la humanidad en siglos de civilización. Una de ellas es el ´tiro al pichón´, tiro ´no certero´, por desgracia en muchos casos, que hace que el animal se debata hasta su muerte en una larga agonía , llena de sufrimiento totalmente inútil y sin sentido. Esto ocurre, cuando el tirador no acierta a la primera, y el pichón malherido debe esperar a que uno de los jóvenes trabajadores del campo de tiro (como mucho pueden tener 18 años), vaya por él, a veces pueden pasar dos o tres horas, pues hay que esperar a que acabe la tirada, entonces son rematados a golpes en la cabeza en el duro cemento de la pista de tiro. No lo contamos de oídas, esta macabra visión la presenciamos en la Sociedad del Tiro de Pichón de Badajoz, donde acudimos un domingo para ser testigos de lo que nos habían contado y no dábamos crédito.

Hay deportes dignos de admiración (...) pero por mucho esfuerzo que hagamos en mostrar empatía no se logra comprender como se puede pasar una tarde divertida matando animales que por su juventud y poca destreza en el vuelo no pueden escapar de una muerte segura, ya que están en una situación de inferioridad de condiciones frente a su contrincante: metidos en jaulas en el suelo, a través de un dispositivo, salen lanzados al aire, donde a unos cincuenta metros hay un cazador preparado, ya dispuesto, apuntando al lugar exacto ( que de antemano sabe), no hay ninguna sorpresa, se le avisa del momento en que va a salir. (...)

En nuestro país hay comunidades como la catalana que ha prohibido este tipo de salvajadas en su ley de protección animal. No es este el caso de Extremadura.

Se puede alegar que sólo son aves jóvenes y que más pollos se matan en granjas. Pero señores ¡hay formas y formas de matar!