La visita de Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial, a Turquía, ha despertado cierto interés en los medios del país, no por lo que dijo, o dejó de decir, sino por los agujeros de sus calcetines por los que asomaban sin recato los dedos gordos de los pies cuando acudió a una mezquita y tuvo que descalzarse de forma obligatoria. Wolfowitz hizo la visita de rigor por los lugares turísticos de Estambul y sus alrededores, trayecto que incluía la mezquita.