Extremadura no sólo necesita que se queden sus mejores estudiantes, sino que también precisa que sus investigadores más destacados no se vean forzados a marcharse fuera. La denominada fuga de cerebros le ha supuesto a la Uex uno de sus mayores quebraderos de cabeza y un problema al que intenta poner freno.

Ya en su toma de posesión, el Vicerrector de Investigación, Juan Manuel Sánchez, aseguraba que no se estaba haciendo lo suficiente para "fijar a nuestros investigadores en Extremadura" e incidía en el hecho de que la mayoría de los investigadores brillantes de la universidad extremeña se están marchando.

Con el objetivo de poner fin a esta situación, la universidad necesita más medios y los recursos económicos necesarios que permitan aumentar la masa crítica de investigadores y tecnólogos en el sistema extremeño de investigación, un modelo en el que a la financiación privada todavía le cuesta mucho entrar.

A pesar de ello, la calidad es elevada. En palabras de Sánchez, si se habla de los investigadores extremeños, la región se encuentra "en el segundo cuartil de la investigación en España", lo que comparado con muchos aspectos socioeconómicos de la región hace que el resultado esté "muy por encima de lo esperado".

Consciente de ello, el equipo del rector Francisco Duque ya trabaja en la búsqueda de medidas orientadas a retener a sus investigadores. En el último Consejo de Gobierno de la Uex antes de las vacaciones de verano se aprobó una normativa que posibilitará, a partir de este curso, la creación de empresas que podrán formarse al amparo de los grupos de investigación. Es decir, los responsables de estos equipos podrán participar hasta en un 10% del capital social de la firma, mientras que los becarios que hayan trabajado en el proyecto entrarán a formar parte de la empresa.

Por otra parte, la institución universitaria extremeña tiene previsto poner en marcha el primer Plan de Iniciación a la Investigación, con una dotación cercana a los 600.000 euros.