Pedro Almodóvar se convirtió con Volver en el gran triunfador de la 21 edición de los Goya al alzarse con los mejores premios --director, película y actriz protagonista para Penélope Cruz-- frente a un duro competidor: El laberinto del fauno , de su colega y amigo mexicano Guillermo del Toro, que logró siete galardones. El gran perdedor de la noche fue Alatriste , de Agustín Díaz Yanes, que consiguió apenas tres premios de los 15 a los que optaba. Salvador , de Manuel Huerga, otra de las favoritas de los miembros de la Academia de Cine, solo se llevó la estatuilla para el mejor guión adaptado.

Como es habitual en los últimos años, Almodóvar evitó con su ausencia las emociones fuertes. Pero el premio, tras años de desencuentro con la Academia de cine, ha tenido para el realizador manchego un efecto "terapéutico", en opinión de su hermano Agustín.

CRUCE DE ELOGIOS

El cruce de elogios entre los responsables de Volver y de El laberinto del fauno fue significativo, tras haber corrido en paralelo una carrera de premios internacionales que ha culminado con las candidaturas de los Oscar, de la que Almodóvar ha sido excluido. Del Toro agradeció al equipo de la productora El Deseo su apoyo desde la primera vez que pisó el escenario para recoger el premio al mejor sonido. "No hacía falta pero ha sido de una gran ternura", comentó Agustín Almodóvar a la prensa.

Penélope Cruz no pudo esconder la marea de emociones que le asaltaron en una noche en la que nadie cuestionaba su premio. "Es demasiado fuerte la huella que me ha dejado Volver ", afirmó la actriz, dedicada ahora a su candidatura a los Oscar. Subió al escenario con "la misma ilusión, sorpresa y nervios que la primera vez", cuando fue premiado su trabajo en La niña de mis ojos .

Para Juan Diego, elegido mejor actor protagonista por Vete de mí (un premio que también recogió en el pasado festival de San Sebastián), lo importante es el reconocimiento de los compañeros de profesión. Y dedicó la mitad del galardón a Juan Diego Botto, su compañero de reparto, con lo que quiso simbolizar un relevo generacional.

Si para Almodóvar y Del Toro las emociones fueron incontenibles pese a sus experiencias, las del novel Daniel Sánchez Arévalo desbordaron todas las expectativas. El realizador de Azuloscurocasinegro vio avalado con tres estatuillas el respaldo que la crítica y el público han brindado a su primer largometraje. "Me siento muy querido", comentó a la prensa. "He intentado poner en imágenes un guión muy acabado y además los miembros de la Academia han valorado el trabajo de los actores", afirmó el mejor director novel, que tardó en enterarse de que era el ganador, presa de los nervios.

A diferencia de los últimos años, la gala de los Goya del 2007 no fue reivindicativa. La nueva presidenta de la Academia, Angeles González-Sinde cumplió en su discurso con la promesa de integración que hizo al ser elegida el pasado mes de diciembre. Subrayó en su intervención la importancia del cine como "virtud liberadora" y defendió que el séptimo arte debe ser "variado, con historias de todos los colores".