Lo tuvo claro desde el primer momento en que hojeó un cómic de Tintín: "Tenía que convencer a mi padre, y lo convencí, para que publicáramos aquellas aventuras en castellano". A sus 84 años, Concepción Zendrera aún recuerda cómo ella y su progenitor, José Zendrera Fecha --fundador de la Editorial Juventud--, decidieron adoptar al joven reportero belga y llevarlo a España.

El hijo predilecto de Georges Remim Hergé , nació hace 75 años en el semanario infantil Le Petit Vingti¨me --el 10 de enero de 1929-- y recorrió durante décadas decenas de países, pero tuvo que esperar hasta 1957 para hablar en castellano. Un idioma que aprendió tras una visita de la familia Zendrera a la sede de la editorial Casterman, en Tournai (Bélgica) en 1956.

Antes de aquel viaje, José Zendrera y su hija Concepción sólo había oído hablar de la obra magna de Hergé una vez, en un congreso de editores celebrado en la localidad italiana de Bolonia a mediados de los años 50. En aquella reunión, el secretario de la delegación belga le mostró a la representante española dos ejemplares de Tintín que le causaron una grata impresión y la animaron a apostar por aquella historieta ilustrada (éste era el nombre que recibían los cómics).

Tras volver de Bélgica, donde Hergé recibió "con alegría y cierto asombro" que a la nueva lectora le hubieran gustado tanto las vivencias del chico del mechón, padre e hija tuvieron que lidiar con más de un contratiempo: al plantear la publicación de Tintín a los libreros españoles, "algunos mostraron reticencias porque creían que no venderían nada. Les parecía un producto excesivamente caro (los tintines encuadernados en cartoné debían venderse a 75 pesetas), en comparación con los tebeos de Bruguera", cuyo precio raramente se acercaba a los dos duros. Pero el empecinamiento de Zendrera por el reportero del tupé superó todos los obstáculos económicos y el proyecto siguió adelante con ella al frente de la traducción.

PRIMEROS TITULOS

Tras ponerse manos a la obra en poco más de un mes ya estaba preparado El tesoro de Rackham el Rojo , el primer álbum del boy scout belga que publicó Juventud, al que seguiría, en 1958, El secreto del Unicornio .

Ya en aquellos primeros títulos se notó la mano de Zendrera. Dupont i Dupond, por ejemplo, fueron rebautizados en castellano como Hernández y Fernández por una simple razón: "Hergé les había dado a los detectives unos apellidos muy comunes en Bélgica pero desconocidos aquí; por eso los cambié por otros que nuestros lectores pudieran identificar", matiza.