En La encantadora de Florencia regresa usted a sus orígenes, al mundo de magia y fábula de Las mil y una noches que desplegó en Hijos de la medianoche

--Quería contar una historia hermosa, una pura historia de amor. Mi novela anterior, Shalimar el payaso, era muy distinta, más contemporánea, más oscura. Volver al principio era una manera de reafirmarme.

--Especialmente en el poder de la palabra. Dicen que usted es una especie de Sheherezade masculino.

--El libro transcurre en un periodo de gran literatura. En Europa es el tiempo de Ariosto, de Cervantes, de Shakespeare, y en la India es uno de los momentos culminantes de la poesía. Por esa razón me he obligado a escribir de la forma más rica y elaborada posible.

--Y en el fondo es una fábula más sobre Oriente y Occidente que habla, como muchos de sus libros, del desconocimiento mutuo de ambos mundos.

--La novela cuenta el principio del encuentro entre esos dos mundos que empezaban a conocerse. Creo que si ves cómo empezó todo, puedes entender cómo evolucionó la historia luego. Pero que quede claro que esta no es una alegoría política.

--Pero sí un libro que reflexiona sobre la naturaleza del poder.

--Hay un diálogo imaginario entre Akbar, el emperador del imperio mogol, y Maquiavelo, en el que hablan del poder y la bondad. ¿Es posible ser un hombre bueno y a la vez ser rey? Akbar cree que sí y Maquiavelo disiente.

--Akbar, que aboga por la tolerancia y que quiere tener unidos a sus súbditos independientemente de su religión, su raza y su tribu, parece un personaje muy próximo a usted.--Quizá. Sus ideas me resultan muy atractivas, pero él es un tirano y en eso no se parece nada a mí.--Pero, en el fondo, un escritor también es un tirano respecto a sus personajes y sus historias.--Sí, es cierto.--Y a usted, como a Akbar, no le sobra ambición. Se diría que sus novelas son superproducciones literarias. --Tiene razón. Mi forma de proceder siempre ha consistido en poner en relación muchas cosas e intentar ver cuáles son las consecuencias. Supongo que tiene que ver con el tipo de vida que he llevado, dividida en tantas geografías, con tantos estilos de vida distintos.--Otro de los grandes temas del libro es la dificultad de ser extranjero. Usted nació en la India, se educó en Inglaterra y ahora vive en Estados Unidos. ¿Tiene problemas de identidad?--Al igual que muchas personas de hoy tengo un sentido plural de mi identidad. No es que sea una sola cosa sino tres o cuatro. Cuando voy a la India me siento en casa y también estoy bien en Londres y en Nueva York. Como decía Walt Whitman: ±Soy inmenso, contengo multitudesO. Pero eso es frecuente en esta época. En la actualidad la gente se desplaza a un lado y otro con mucha frecuencia. Empiezas en un sitio y acabas en otro.--Pero no a todo el mundo le obliga una fatua.--Es cierto. Pero eso al final ha tenido su lado positivo.--Usted dijo: ±El mago de Oz me hizo escritorO. Nunca se ha aproximado tanto a esa película como en esta novela--Esa película tuvo un gran impacto en mi infancia. Si creces en Oriente tienes una gran tradición fantástica a tu disposición. Algo que es estupendo para un autor porque creces entendiendo que la mentira es una forma de abordar la verdad.--Esa mujer que está en el centro del relato, esa princesa hechicera, parece dibujada a imagen y semejanza de su exesposa, Padma Lakshmi.En absoluto, nada que ver.--Bueno, ambas son mujeres muy hermosas y cautivadoras.--La India está llena de mujeres hermosas. Mi personaje no piensa como una mujer moderna y actual, es premoderna, prefreudiana, prefeminista. Y mi exmujer, se lo aseguro, es todo lo contrario.--¿Cree que sus libros políticos han quedado atrás?Qué sé yo. La vida de un escritor no sigue una línea recta, sino más bien serpenteante. Shalimar el payaso fue un libro político y no sé que pasará en el futuro. La encantadora de Florencia es un proyecto que ha ido creciendo desde hace 10 años. No sé lo que voy a escribir en el futuro. En fin, sí que lo sé porque lo estoy haciendo: una especie de continuación de Harún y el mar de las historias. --Un libro que escribí para mi hijo mayor cuando tenía 11 años. Ahora, tengo otro hijo de esa misma edad que me pide su propio libro.--¿Sería usted distinto si no se hubiera dictado la fatua?--Es difícil saberlo. Quizá me forzó a interesarme más de lo que había estado hasta entonces por temas religiosos. Algo que ahora le interesa a todo el mundo. Solo que llegué un poco antes.

--Pero, en el fondo, un escritor también es un tirano respecto a sus personajes y sus historias.

--Y a usted, como a Akbar, no le sobra ambición. Se diría que sus novelas son superproducciones literarias.

Otro de los grandes temas del libro es la dificultad de ser extranjero. Usted nació en la India, se educó en Inglaterra y ahora vive en Estados Unidos. ¿Tiene problemas de identidad?

--Pero no a todo el mundo le obliga una fatua

--Usted dijo: ±El mago de Oz me hizo escritorO. Nunca se ha aproximado tanto a esa película como en esta novela

--Esa mujer que está en el centro del relato, esa princesa hechicera, parece dibujada a imagen y semejanza de su exesposa, Padma Lakshmi.

--Bueno, ambas son mujeres muy hermosas y cautivadoras.

--¿Cree que sus libros políticos han quedado atrás?

--¿Sería usted distinto si no se hubiera dictado la fatua?

--Mucho antes. Hace dos décadas, fue un profeta respecto del terrorismo islámico.