El envío de mensajes publicitarios a través del teléfono móvil se ha convertido en una constante que comienza a importunar a algunos usuarios, que expresan sus quejas sobre todo en foros de internet. La mayoría, sin embargo, proceden de las operadoras, aunque firmas comerciales ya han comenzado a sumarse al carro. Para todas ellas, se supone que los usuarios han dado su consentimiento, aunque muchas veces lo hicieron creyendo que daban el móvil sólo como teléfono de consultas.

"Cualquier dato, el móvil o el domicilio privado, que el usuario proporcione puede utilizarse con fines publicitarios, si ha dado su consentimiento", asegura una portavoz de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD). Este organismo, que puede actuar de oficio o tras una denuncia, gestiona actualmente unas 80 denuncias sobre spam, tanto de móviles como de internet.

La ley española de servicios de la sociedad de la información y comercio electrónico (LSSICE) considera que enviar mensajes comerciales no deseados no es delito sino infracción administrativa, susceptible de ser multada. "La ley autoriza a las empresas a enviar correo comercial a quienes ya son clientes suyos, pero con la prevención de que éstos pueden pedir que no se les envíen más mensajes", explica Miguel Peguera, profesor de Derecho Mercantil y especialista en LSSICE.

BAJAS TORTUOSAS

Sin embargo, pedir al remitente que no le lleguen este tipo de mensajes no siempre es fácil. "La ley pide que darse de baja sea sencillo, gratuito y eficaz", apunta Peguera. "El mensaje ha de explicitar que es publicidad y prever un mecanismo para darse de baja", apuntan en la AEPD.

Los principales remitentes de publicidad comercial a través de mensajes cortos (SMS) son las propias operadoras, que suelen utilizar este canal para prestar servicios de valor añadido o publicidad relacionada con servicios que ofrecen. Las empresas se escudan en que son gratuitos, aunque si son mensajes por GPRS (como una reciente campaña de coches) y el usuario está en itinerancia, pagará parte del coste del envío.

Vodafone, por ejemplo, exige que su cliente envíe un mensaje corto a un número de teléfono que desactiva la publicidad de todos los servidores. Amena, que el cliente lo notifique a un número de teléfono. Y el cliente de Telefónica Móviles puede enviar una carta, llamar a un número de teléfono o conectarse a la web coporativa para solicitar la baja para la que le pedirán el identificador de la tarjeta SIM, y hallará un menú con cinco opciones que puede obligar a realizar otras tantas solicitudes.