El 11 de febrero llegará a las librerías españolas la quinta novela de Umberto Eco, La misteriosa llama de la reina Loana (Lumen), obra con la que el escritor italiano se aleja de sus habituales narraciones históricas y de intriga para presentar, apenas disimulada, una parte de su autobiografía.

El libro apareció en Italia en junio pasado, figura desde entonces en las listas de los más vendidos y supera el éxito de Baudolino , la anterior novela del autor, aunque está lejos de igualar, de momento, el empuje inicial de El nombre de la rosa .

La obra se vende desde el otoño en Suecia y Alemania, y están en marcha otras 26 ediciones en lenguas no italianas, que aparecerán antes del verano. La versión castellana es de Elena Lozano, exalumna de Eco y traductora habitual de las novelas de éste publicadas en español.

La misteriosa llama de la reina Loana narra la historia de un hombre de 60 años que, tras sufrir un accidente, pierde la memoria personal, aunque mantiene la histórica. Es decir, recuerda quiénes fueron Napoleón o Mussolini, pero no sabe que la mujer que le acompaña en el hospital es su esposa. Para ayudarle en la recuperación, le trasladan a la casa familiar de Solara, en el Piamonte, en cuyo desván el enfermo se enfrenta a los objetos --tebeos, discos, libros-- que formaron parte de su infancia y juventud y que le darán pie para recuperar, poco a poco, recuerdos y memoria.

Eco (Alessandria, 1932) se empeñó en que la materialización de esos objetos se incorporara con fuerza al proceso de creación de La misteriosa llama de la reina Loana . Durante dos años, el autor recorrió mercadillos, visitó anticuarios y navegó por páginas rancias de internet para adquirir calendarios, cajas de galletas, paquetes de tabaco desaparecidos y discos que, a la postre, han tenido un doble destino: ilustrar esta novela y convertirse en un pequeño museo doméstico para el autor.

DISFRAZ LITERARIO

La obsesión por esa iconografía no ha sido un simple capricho de Eco. Silvia Querini, editora de Lumen, afirma que La misteriosa llama de la reina Loana es, en realidad, "una autobiografía disfrazada de novela", en la que aparece el Umberto niño, sus primeros amores, el fascismo y el fantasma de la guerra. Así pues, los objetos buscados por el autor y reproducidos en el libro sirven para dos fines: para que el protagonista de la novela reconstruya su pasado, casi como lo haría un investigador, y para que Eco dé forma a sus propios recuerdos. "El libro es, en definitiva --añade Querini--, la memoria de toda una generación, la de Eco".

El cambio de rumbo literario que el autor --profesor de semiótica y director de la Escuela Superior de Estudios Humanísticos de la Universidad de Bolonia-- ha dado con su última obra es similar al que llevó a cabo en 1981, cuando rompió con la rutina de sus trabajos técnicos y publicó El nombre de la rosa , novela detectivesca ambientada en el siglo XIV que se convirtió en un éxito mundial. Cuando entonces le preguntaban cómo un hombre de 50 años, sesudo investigador universitario, especializado en comunicación visual, se lanzaba al mundo literario de la ficción, Eco solía responder que, a esa edad, un hombre "o se fuga con una bailarina joven y hermosa, o escribe un best-seller".

Hace 24 años, Eco dio un giro a su vida a través de la novela de intriga gótica e insistió con textos de aventuras. Ahora, a los 72 años, llega la hora de la autobiografía, la revisión de los recuerdos y el fetichismo simbólico de los objetos.