Diplomado en Informática por la Universidad de Extremadura

Vergüenza, es lo que he sentido al conocer la Biblioteca Pública de Zamora. Esta pequeña y preciosa ciudad cuenta con una maravillosa y generosamente bien dotada biblioteca. Cuando mi novia me la enseñó no daba crédito a mis ojos. Situada en el casco histórico, en un palacio exquisitamente restaurado y con obras de arte por los pasillos, y que decir de sus bien nutridas estanterías con las últimas nuevas del mercado literario colocadas en ellas. Así como su fonoteca, hemeroteca, videoteca y la sección infantil, donde los niños que entran no quieren salir.

Vergüenza cuando tuve que enseñarle la biblioteca de mi ciudad, Cáceres, que con muchos más habitantes y facultades que en Zamora disponemos de la más pobre y triste biblioteca pública. Así me comentaba mi novia que la gente en su ciudad cuando tiene tiempo va a la biblioteca a leer, escuchar lo último en música, visionar vídeos... En Cáceres, lo último que haría es ir a esa triste biblioteca, pues lo más que me dan ganas cuando entro es de salir corriendo de la vergüenza que siento, por lo cutre que me resulta ésta mi Biblioteca Pública.

Que estas líneas sirvan no para avergonzarme más aún de lo que ya estoy, sino para que personas con cargos a la medida den soluciones. Con lo precioso que sería rehabilitar uno de los estupendos palacios que tenemos en nuestra parte antigua y hacer una biblioteca moderna y funcional (con lo último en cultura) para que todos los cacereños podamos sentirnos orgullosos.