La rabia es una enfermedad tratable desde hace décadas pero en el Tercer Mundo sigue siendo un grave problema de salud pública que se cobra cada año 55.000 víctimas mortales. Los murciélagos son uno de sus principales transmisores. Un proyecto financiado por la UE con participación de la Universitat de Barcelona inició el año pasado en el Norte de Africa un programa para evaluar los riesgos de la rabia e impulsar campañas de prevención.