Una lata de Merda dIartista del artista italiano Piero Manzoni cuesta unos 150.000 euros. ¿Qué habrá en su interior? Es una pregunta pertinente para un juego.

Manzoni, un provocador nato, logró llamar la atención del mundo del arte a principios de los años 60. No sólo porque pudiera poner a la venta trozos de cuerda alineados: más largos, más caros. O porque invitara a comer huevos pasados por agua: el inicio del ciclo vital que culmina en la defecación. En 1963 presentó ante las caras maquilladas y los cuerpos enjoyados de los milaneses conservadores unas 90 latas de Merda dIartista dispuestas como si fuera un estante de supermercado. No se sabe de soponcios pero sí de escándalo: uno más en la historia del arte del siglo XX. Burlándose del sistema mercantilista del arte puso a la venta sus deyecciones.

Una de esas latas, perfectamente absorbidas por el sistema artístico del presente, se exhibe en el Museo Vostell Malpartida. Forma parte de la exposición No va más (The gameIs on ) , un pequeño recorrido por el arte del siglo XX que ha hecho del juego su materia.

Instalaciones, esculturas, objetos, dibujos, películas de un total de 35 artistas que pudieron verse ya en Italia están expuestas en Malpartida hasta marzo del 2008. Los fondos de la muestra, que también cuenta con un urinario de Duchamp, proceden de colecciones públicas y privadas, y está comisariada por Achille Bonito Oliva, uno de los críticos más destacados de la segunda mitad del siglo XX.

La lata del Vostell es la número 68; es idéntica a las demás, con su nombre, Merda dIartista , escrito en inglés, alemán e italiano. Su contenido: 30 gramos netos de materia. Conservada al natural, puede leerse. Además de la fecha (mayo de 1961) de la producción y enlatado, la firma del autor aparece en la parte superior y su procedencia (Made in Italy) en la inferior. "Nadie ha abierto una de estas latas", afirma Gian Luca Ranzi, comisario ejecutivo de la exposición y que acudió a Cáceres. Se corrió la voz de que tal vez no hubiera el contenido que anuncia. "Pero si se la mueve se nota que hay algo". El propio Manzoni jugó con esa posibilidad en una fotografía en la que aparece sonriente en un retrete mientras sostiene una de las latas. ¿De veras creéis que hay lo que pone?, parece decir.