En Y entonces llegó ella , ella, Jennifer Aniston, no tiene padres complicados que presentarle a él, Ben Stiller, pero la fórmula de la película es similar a Los padres de ella , también interpretada por Stiller y escrita por John Hamburg, que aquí debuta como director.

El sentido de la comedia de Hamburg es perfecto para Stiller; ya habían colaborado igualmente en Zoolander , uno de los descerebrados filmes humorísticos dirigidos por el protagonista de Algo pasa con Mary . Y con los hermanos Farrelly hemos topado. El humor escatológico de la pareja hace acto de presencia en Y entonces llegó ella , ya que una de las características del protagonista masculino, Reuben Feffer, es que tiene el colón irritado. Eso le define mejor que cualquier otra cosa. Así, cuando Polly, la chica más o menos neohippy que encarna Aniston, le lleva a comer a varios restaurantes de comida oriental, los sudores, ventosidades y ruidos intestinales varios se erigen en motor de la (discutible) comedia. Cuando el proceso gástrico de Reuben queda en un segundo plano, la cinta funciona algo mejor.

Tampoco es para tirar cohetes ni para hablar de una nueva vía para la comedia estadounidense contemporánea, de la que Stiller es sin duda un valor al alza desde hace años. Pero sí que la película mejora sustancialmente en los pasajes que conciernen a Sandy, el personaje interpretado por el un tanto histriónico Philip Seymour Hoffman. Se trata del mejor amigo de Reuben, una antigua estrella cinematográfica infantil que no ha sabido madurar y ahora interpreta en un teatro vecinal una casposa versión de Jesucristo Superstar , en la que quiere hacer de Jesús y de Judas. Lo que atañe al magnate aventurero que Reuben, analista de una compañía de seguros, debe evaluar, resulta igualmente divertido. Como en las comedias clásicas, lo secundario funciona bien en el filme de Hamburg. Pero en aquellas la premisa principal era ley. Aquí es anécdota, previsible y monótona.