Don Benito volvió a madrugar ayer para despedir, un año más, a su patrona, la Virgen de las Cruces, que tras estar quince días entre los dombenitenses volvió a su ermita bajo un cielo encapotado.

Precisamente esa amenaza meteorológica presidió toda la jornada festiva de los dombenitenses en su día de La Velá , que una vez más ganó puntos e hizo méritos para ser declarada Fiesta de Interés Turístico Regional en base a las miles de personas que atrajo. Una petición de interés turístico, por cierto, que está ya cursada por el ayuntamiento.

El caso es que La Velá se inició en la tarde del sábado, cuando los niños hicieron la ofrenda floral a la Virgen de las Cruces. A las diez fue la Salve Cantada en la Plaza de España presidida por la patrona y a las once y media de la noche es cuando los distintos grupos religiosos empezaron a velar a la Virgen en la iglesia de Santiago, de ahí el nombre de la festividad.

Durante toda la madrugada, los grupos se fueron relevando hasta las siete de la mañana, que tuvo lugar la Eucaristía, a la que siguió la despedida de la Virgen.

Una vez más miles de dombenitenses se dieron cita en la plaza de España para dar el último adiós a la patrona, a la que ahora tendrán de nuevo a seis kilómetros en su santuario. Un gentío que también se congregó a la salida del pueblo, en la rotonda de la calle Cruces, a donde la imagen llegó portada por mujeres.

Precisamente, en este punto es donde se produjo el único incidente digno de mención, ya que la Policía Local se vio obligada a retirar una bandera republicana que estaba en la estatua de bronce de la Virgen de las Cruces que preside la glorieta.

Los Amigos del Camino volvieron a tomar la responsabilidad de coger y portar en sus hombros a la Virgen, que durante el camino a pie hasta la ermita también fue llevada por numerosos fieles y devotos.

Tras su llegada al templo, el obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez, ofició una misa en el atrio del santuario, que también congregó a numerosos fieles.

JORNADA DE CAMPO

Tras los actos religiosos, llegó el momento de la diversión con la jornada campestre en el inigualable paraje de la sierra de Ortigas, donde la típica gastronomía local adquirió un papel relevante. Además, las casetas estuvieron a rebosar.

El único lunar fue, un año más, el de los accesos, ya que los conductores tuvieron que soportar grandes colas y retenciones hasta llegar a la ermita.

Además en la madrugada del domingo, sobre las 4.30, se registró un accidente en la carretera de Las Cruces al colisionar un turismo con un ciclomotor. El conductor del coche resultó ileso y el del ciclomotor, de 23 años, grave, por lo que tuvo que ser trasladado al hospital comarcal.