Uno de los proyectos en los que comenzará a trabajar el alcalde de Don Benito, Mariano Gallego, una vez que tome posesión definitiva del cargo el próximo 14 de junio, es en el aislamiento de la iglesia parroquial de Santiago, con el objetivo de dar más realce a su gran valor arquitectónico.

Para ello, la intención de Gallego es reunirse a partir de esa fecha con los propietarios del inmueble denominado el Hospicio, y que está justo pegando al templo parroquial, con el fin de llegar a un acuerdo definitivo para su adquisición por parte del ayuntamiento dombenitense.

En este sentido, Mariano Gallego ya anunció durante la campaña electoral un preacuerdo con la propiedad, que ahora tan sólo se tiene que llevar a efecto y posteriormente debe ser ratificado por parte de la corporación municipal en el pleno.

Asímismo, el primer edil también pretende ponerse en contacto con los dueños de propiedades y viviendas ruinosas colindantes con el propio Hospicio, con el objetivo de poder recuperar esa manzana interior.

El destino de este espacio también será objeto de un meditado estudio, en el que Mariano Gallego espera que los constructores locales también puedan aportar sus ideas y soluciones al respecto. En su día, se habló que esta zona podría albergar aparcamientos en superficie. No obstante, con la futura reforma de la plaza de España que contempla la ejecución de dos plantas de aparcamientos subterráneos, esta solución parece que es menos urgente.

En este sentido, el primer edil no descarta que allí se pueda habilitar incluso una calle interior, aunque todo quedará a expensas del citado estudio que se llevará a cabo.

Todo ello, una vez conseguido el principal objetivo, como es aislar la Iglesia de Santiago, que data de los s. XVI-XVII y que en el año 1995 fue declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Extremadura.

JOYA ARQUITECTONICA

La construcción de esta majestuosa iglesia, considerada la joya arquitectónica de la ciudad, se inició en 1539. Es de estilo herreriano, con rasgos góticos y renacentistas. Su retablo de estilo barroco del año 1957, es obra del tallista Claudio Martín y las pinturas son de Juan Aparicio.