Villanueva de la Serena se ha sumado a la ronda de presentaciones del proyecto de puesta en regadío de la zona de Arroyo del Campo que se viene realizando en los municipios afectados por esta iniciativa.

En esta presentación, el alcalde Miguel Ángel Gallardo ha transmitido a los dueños la importancia que tiene adherirse a este proyecto, que convertirá 4.322 hectáreas en regables, dando respuesta a las peticiones que desde hace años venían haciendo los colectivos agrícolas y que cuenta con el respaldo de la Junta de Extremadura, elaborando el anteproyecto de la zona regable.

El presupuesto asciende a 68 millones de euros para una iniciativa con todas las ventajas económicas, de producción, rentabilidad y generación de empleo y economía que conlleva. De la superficie total, 1.782 hectáreas corresponden a Don Benito, 1.529 a La Haba, 1.002 a Villanueva, y 9 para Magacela.

El alcalde ha destacado que es una oportunidad única que depende en gran parte de los propietarios. El coste estará subvencionado con una ayuda a fondo perdido del 50% de la inversión total. Estas ayudas se perderían y se destinarían para otra zona regable si finalmente no se opta porque la concentración del Arroyo del Campo se convierta en zona de regadío, dice el edil.

TRES ZONAS / La zona regable del Arroyo del Campo se divide en dos zonas principales: una dominada por la balsa elevada de regulación, de aproximadamente el 78 % de la superficie regable total y dos dominadas por sendos rebombeos que abarcan la superficie restante de la futura zona regable.

Para estructurar mejor las obras contenidas en este anteproyecto y poder asignar los costes de manera precisa a cada zona de actuación, se han dividido las obras a realizar en fases, pudiéndose ejecutarse cada una independientemente de las otras dos. El alcalde destaca alguna de las ventajas que supondría, como el incremento en el valor de la tierra pasando de unos 12.000 euros la hectárea de secano a 24.000 o 30.000 euros la de regadío.

Entre las ventajas estaría también la de tener una mayor diversidad de cultivos, mucho más rentables y productivos, se pasaría del cereal de invierno, girasol y olivar tradicional al maíz, tomate, almendro, frutales u olivar intensivo entre otros.

Todo ello llevaría aparejada una mayor contratación de mano de obra, sobre todo en cultivo de frutales y el aumento de la necesidad de industrias y servicios asociados a la producción agrícola: fitosanitarios, abonos, semillas, ferretería, tractores y maquinaria.

El sistema de riego elegido en el proyecto supone una serie de ventajas y ahorros a la hora de dotar cada parcela, no siendo necesaria la utilización de equipos de filtrado y bombeo independientes.

Según informó Miguel Ángel Gallardo, se trata de una oportunidad única, que no volverá a pasar, y que supone un aumento de la prosperidad en el sector agrario y de muchos sectores productivos que viven del campo de forma indirecta en la localidad y comarca.