Un sillón dental es la pieza del mes de junio en el museo etnográfico Agustín Aparicio Cerrato de Don Benito. Es de mediados del siglo XX y fue donado por Julio Hidalgo-Barquero Suárez de Venegas.

Según informa el museo, a mediados del siglo XVII las operaciones dentarias se realizaban en una silla de cocina adaptada; después en las sillas de los barberos, que colocaban un apoyo a cada lado para los brazos para que los pacientes pudieran aguantarse en el momento de la extracción.

Los griegos fueron los primeros en crear un sillón con fines quirúrgicos y en 1719 el padre de la odontología, el francés Pierre Fauchar, recomendó el uso de un sillón para la comodidad del operador y del paciente.

Posteriormente, en 1868 Morrison fabricó un sillón que permitía una ligera inclinación lateral para facilitar el trabajo del dentista y en 1871 aparece un sillón fabricado íntegramente en metal que podía variar su altura a través de una manivela. A continuación, en 1877 se fabricó el primer sillón hidráulico, que permitía una mejor posición de la espalda del paciente durante los tratamientos dentales y la mejora del trabajo del cirujano dentista, según informa el museo Agustín Aparicio Cerrato.