Personal de la Junta de Extremadura y del Ayuntamiento de Medellín están colaborando en la realización de nuevas excavaciones arqueológicas en los terrenos del antiguo convento de San Francisco, en la propia villa metelinense, sacando a la luz restos de los cimientos

Del edificio, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, apenas quedan restos, pues a lo largo de estos últimos 200 años ha sufrido una progresiva destrucción hasta apenas sobrevivir algunos trozos de muros en pie. El convento se localiza al entrar en Medellín desde Don Benito, al lado izquierdo, muy cerca de la plaza dedicada a Quinto Cecilio.

Según la asociación histórica metellinense, la situación del convento, cercano al río Ortigas y en una zona baja, hizo que la crecida del río Guadiana de diciembre de 1603 inundase por completo este convento causándole graves desperfectos.

La comunidad de franciscanos nunca fue numerosa, vivía de las limosnas de los fieles, teniendo en 1627 unos 20 religiosos, y en 1803, 16 sacerdotes. En abril de 1809 tuvieron que desalojarlo porque en el se establecieron los franceses, causa por la que fue uno de los edificios que menos sufrió en esta villa durante su ocupación, aunque quedó parcialmente destruido al ser convertido en hospital de sangre.

Terminada la ocupación francesa se volvió a ocupar hasta que la Desamortización de Mendizábal produjo el cierre definitivo del convento, que en el año 1840 fue vendido por el Estado. A mediados del siglo XIX lo compró una familia de ascendencia francesa, que lo demolió y se llevaron las piedras para construir una casa en Don Benito.