Casi seis meses después de su desaparición, ayer era hallado el cuerpo sin vida de Pablo Romero, el vecino de Don Benito cuyo rastro se perdió el pasado 12 de mayo en el canal del Zújar, a su paso por esta ciudad. Lo más llamativo del hallazgo es que el cadáver fue encontrado prácticamente en el mismo lugar en el que se perdió su rastro, a solo unos metros, en la zona de compuertas del sifonado del canal. Y lo doblemente llamativo es que fue una sobrina suya la que divisó las primeras señales que contribuyeron a confirmar al rato que se trataba del cuerpo de su tío.

Eran poco más de las cuatro y media de la tarde de ayer cuando varios familiares paseaban por las proximidades del canal del Zújar. Lo vienen haciendo desde aquel 12 de mayo. Entre esos familiares iban la propia esposa de Pablo Romero y Jénifer, una sobrina. Fue ésta última la que asomó su cabeza por las compuertas del sifonado y pudo apreciar una especie de chaleco de "color fluorescente", como definió la propia chica. También pudo ver lo que podían ser restos de un rostro humano. Rápidamente, la joven se lo comunicó a su tía, que, al momento, confirmó que se trataba de la vestimenta que llevaba Pablo el día de su desaparición. Sobre las cinco menos cuarto llamaron a la policía.

LA CAUSA

El nivel de las aguas del canal había descendido considerablemente tras concluir hace unos días la campaña de riego y eso ha podido contribuir a que fuesen más visible estos restos humanos. Agentes de la Policía Nacional y local acordonaron la zona.

El cadáver se encontraba entre abundantes restos de suciedad y basuras que almacena este canal. Dos horas después, en torno a las siete de la tarde, los bomberos sacaban a la superficie el cuerpo. Se encontraba prácticamente en el mismo lugar de su desaparición. Los buzos del equipo de actividades subacuáticas de la Guardia Civil habían rastreado esa zona el pasado 13 de mayo sin éxito.

Días más tarde, a finales de mayo, y después de diversas gestiones de la Comunidad de Regantes del canal del Zújar, la Confederación Hidrográfica del Guadiana costeó un dispositivo especial por parte de buzos especializados en rescates submarinos en una operación que requirió el corte parcial del agua en el canal, a fin de evitar corrientes y poder facilitar así las labores de estos especialistas. El resultado fue de nuevo infructuoso.

Desde finales de mayo, y a pesar de las reclamaciones de la familia, no se había reanudado la búsqueda al archivar las instancias judiciales el caso, una búsqueda que hubiese necesitado el vaciado completo del canal en plena temporada de riego. Pablo Romero tenía 51 años, estaba casado y tenía tres hijos. Se baraja la hipótesis de una caída accidental cuando pescaba en el canal como causa de la muerte.