El gobierno de Don Benito desestimó en el pleno la adquisición de la Casa Grande de las Tres Cruces, tal y como solicitaba el PSOE en una moción. El inmueble sirvió de refugio a los milicianos republicanos en la Guerra Civil.

El motivo es la negativa del dueño de la finca, Julio Hidalgo Barquero, de vender esta propiedad. El propietario ha advertido a los visitantes de este enclave del peligro que presenta la citada casa por estar semiderruida.