Las puertas del Juzgado de Instrucción de Villanueva de la Serena en la calle Viriato, se convirtieron ayer en un escenario donde se vivieron escenas cargadas de rabia, nervios y tensión, sobre todo tras la llegada en un furgón de la Guardia Civil del presunto asesino de Manuel Pajuelo Sánchez, vecino de Villanueva que falleció el pasado 5 de agosto del 2002 tras recibir más de veinte puñaladas de arma blanca. Esperando al presunto homicida, José Manuel Lorenzo, estaban en las puertas del juzgado familiares de la víctima, que no dudaron en proferir todo tipo de insultos hacia el detenido, intentando incluso uno de los hijos del fallecido agredir al presunto asesino.

VISTA PREVIA

En concreto, en el día de ayer se celebraba la vista previa al juicio por la muerte de Manuel Pajuelo. Los hechos que se juzgan se remontan al pasado 5 de agosto del 2002, cuando el cuerpo del fallecido, de 68 años de edad, aparecía en una finca de su propiedad junto al Tenis Club de Villanueva, tras recibir numerosas puñaladas que le provocaron la muerte.

Como presunto autor del asesinato fue detenido al día siguiente el vecino de la localidad de La Haba José Manuel Lorenzo, de 40 años, sobrino del fallecido --su madre y la esposa de la víctima eran hermanas-- y que trabajaba con él en una chatarrería. Desde la fecha de su detención, éste permanecía recluido en la prisión de Badajoz.

Desde primeras horas de la mañana, familiares de ambas partes aguardaban a las puertas del juzgado la llegada del detenido. Al llegar el furgón, éste fue golpeado y zarandeado por los allegados de la víctima, tratando uno de los hijos agredir al presunto asesino, lo que provocó la intervención de las fuerzas del orden para evitarlo protegiendo al detenido.

INTERCAMBIO DE INSULTOS

Con posterioridad, ambas familias se intercambiaron insultos ya en la calle, hasta que éstos fueron entrando poco a poco para prestar declaración.

El tenso clima existente desembocó en un amplio despliegue de las fuerzas de seguridad, con la presencia en las puertas del juzgado de doce guardias civiles, cuatro policías locales y tres policías nacionales para evitar incidentes, que prácticamente tomaron la calle Viriato.

Muchos de los familiares de la víctima, que era padre de seis hijos, portaban fotos del fallecido. Estos, una vez que declararon no protagonizaron ningún tipo de altercado a la salida de nuevo del detenido, y ahora sólo aguardan a que la celebración del juicio por la muerte de su padre se lleve a cabo lo antes posible.

Estos hechos, unidos al gran despliegue de seguridad montado en la zona, congregaron a numerosos curiosos y vecinos en la calle Viriato durante la mañana.