Día de gran expectación en las inmediaciones del embalse de Orellana la Vieja. Desde primera hora de la mañana, el Centro de Emergencias del 112 comenzaba a coordinar a los diferentes efectivos para la realización de un simulacro en la famosa playa de interior de la localidad pacense.

Es el tercer año que se realiza este tipo de actuación con el objetivo de poner en práctica los protocolos y planes de actuación ante una emergencia ordinaria, así como la preparación de los servicios intervinientes.

En el desarrollo del simulacro participaron efectivos del Centro de Atención de Urgencias y Emergencias de la Junta de Extremadura, el Ayuntamiento de Orellana la Vieja, el Consorcio Provincial de Extinción de Incendios de la Diputación Badajoz, la Policía Local de Orellana la Vieja, la Guardia Civil, Cruz Roja, la Universidad Popular Orellana la Vieja y el Servicio Extremeño de Salud (SES). En total, en torno a 60 efectivos entre participantes directos, figurantes, coordinadores y observadores, así como testigos de varios accidentes simultáneos con heridos y fallecidos.

Al simulacro asistió además la directora general de Emergencias y Protección Civil de la Junta de Extrmadura, Nieves Villar; y el alcalde de la localidad, Cayetano Ramos.

Entre las novedades de este año estaba la utilización de un desfibrilador automático (DESA) con el que ya cuenta la playa de Orellana y que servía para comprobar la preparación del personal especializado en su utilización.

La incertidumbre de los hechos que se iban a desarrollar se convirtió en el eje central de las actuaciones puesto que ni los propios intervinientes conocían el desarrollo del operativo, según explicaba la directora del área del Ejecutivo extremeño. Una situación que ha servido para medir los tiempos de actuación y evaluar la atención a los heridos.

Varios incentes a la vez

Poco antes de las doce de la mañana la megafonía de la playa anunciaba el inicio del simulacro y pedía a los bañistas colaboración.

Entre la multitud, un grupo de jóvenes solicitaba ayuda para un amigo que había empezado a encontrarse mal y sufría un desmayo. Era el primer incidente: un accidente cardíaco con infarto de miocardio al que asistían en primera instancia los socorristas de la playa hasta la llegada del personal sanitario y para el que era necesario la utilización del nuevo desfibrilador.

Pocos minutos después y aún intentando estabilizar al enfermo, una pequeña embarcación llegaba a la playa atropellando a un bañista y pidiendo ayuda para uno de sus ocupantes que había caído al agua.

Es en ese momento cuando el socorrista interviene y solicita ayuda al 112 que coordina a los efectivos acuáticos de la Guardia Civil para buscar al bañista sumergido. Es la primera vez que actúan por agua en este tipo de simulacros. Esta vez no ha habido suerte. Los efectivos encontraban el cuerpo sin vida del joven.

Los bomberos también fueron llamados a asistir a uno de los bañistas que quedó atrapado en su embarcación y que sufrió un pequeño incendio, procediendo a la excarcelación del mismo.

Mientras tanto, un grupo de coordinadores y observantes fueron los encargados de valorar la actuación de cada uno de los participantes para así controlar tiempos de actuación y los procedimientos del personal sanitario y las autoridades policiales.

La finalidad del simulacro es mantener entrenadas y en alerta a todas las entidades y personas responsables de la gestión de una situación real de accidente en la citada playa y comprobar la familiarización y concienciación de los profesionales involucrados en emergencias de este tipo. Asimismo, la intervención y coordinación multisectorial en emergencias, la comunicación entre los distintos servicios llamados a intervenir, así como probar y encontrar las posibles áreas de mejora existentes en la aplicación de los planes o protocolos de aplicación en emergencias.

En definitiva, se trataba de ver variables y coordinar equipos de la mejor manera para actuar sobre el terreno en diferentes realidades y aprender de ello en beneficio de la población.