El pasado jueves sobre las nueve de la noche, regresaron a Don Benito los ocho jóvenes que iniciaron el 6 de enero la misión humanitaria denominada Zapatillas , mediante la cual llevaron 800 zapatillas a los niños necesitados de los campamentos del desierto de Sáhara Occidental. Durante esos ocho días, viajaron a bordo de sus cuatro vehículos tototerrenos por territorio marroquí, hasta rozar la frontera de este país con Mauritania. Al aparcar en la plaza de España se fundieron en un emotivo y largo abrazo con sus familiares.

Esta iniciativa, organizada por Autocares Montero, Baitfon y Tiendas Pavo, ha tenido como pilotos a Carlos Barroso, David Berrocal, Antonio Pavo y Chinto Calderón. Todos, junto a sus copilotos, entregaron además de las zapatillas, juguetes, material escolar, cepillos de dientes y muchas regalos y objeto útiles a los niños marroquís.

Antonio Pavo, miembro de la expedición, explicó que estaban cansados, ya que habían hecho casi 4.000 kilómetros e informó que había salido "casi todo como esperábamos, aunque nos hemos retrasado bastante porque hemos tardado dos días en cruzar el Atlas, cuando normalmente se cruza en uno. Lo que ha sucedido es que hemos tenido que esperar a que abriesen el puerto arriesgándonos a pasar una noche en la nieve. Además, hemos tenido averías en los coches. Había mucho hielo", señaló.

David Berrocal, por su parte, indicó: "Como llevábamos retraso tuvimos que coger más pistas para repartir lo que llevábamos, y al final anulamos una parte del recorrido previsto. Hemos recorrido zonas pedregosas, donde la gente vive en cuevas en las montañas y había una gran penuria", relató desolado.

Sobre la gente, las calificó de "muy amables, nos atendieron muy bien en todo momento. Lo más complicado ha sido estar tantas horas al volante en los últimos días, ya que al ir con retraso hemos hecho unas nueve o diez horas y muchos kilómetros. Esta última noche hemos dormido cuatro horas y hemos hecho 500 kilómetros, estamos muy cansados", expresó.

Según explicaron los componentes de la misión, han recorrido caminos con muchos baches, rocosos. "La gente allí va montada en bicicletas sin luces, anda por los caminos, los camiones no se apartan-es estresante", añadió Antonio Pavo.

LO MEJOR Chinto Calderón contó también que se salieron tres veces de la carretera, pues había hielo y era peligroso. Mientras, el "el lado bonito de todo esto es ver la alegría de los niños cuando le damos un coche, zapatilla, un juguete... Veíamos su satisfacción cuando llegábamos a los campamentos y corrían detrás de los coches. Además, hemos entregado material escolar a los colegios".

Este grupo piensa repetir la experiencia dentro de dos años, e incluso puede que les acompañen algunos más. Algo que es posible gracias a las casas colaboradoras de Don Benito y Cabeza del Buey, porque "de otra forma no hubiéramos podido permitirnos el lujo de haber comprado tantas cosas", dijo Chinto Calderón, quien recordó que "hay mucha pobreza, es penoso ver la penuria, a la gente descalza y desnutrida", se lamentó.

Y para que esta experiencia no se quede en el olvido y solo para ellos, se platean transmitirla a través de una conferencia que pronunciarían en Don Benito.