LAS FIESTAS patronales de Santiago y Santa Ana de Villanueva concluyeron ayer con una jornada que comenzó temprano para los que quisieron disfrutar con la suelta de vaquillas, o para los que optaron por la parte más sacra de la fiesta, ya que al ser el día de santa Ana se celebró una misa en su honor seguida de una procesión hasta la ermita que lleva su nombre, en la que participaron decenas de fieles.

Posteriormente, la hermandad ofreció a las puertas de la ermita una convivencia con caldereta regada con sangría.