Una semana después, Don Benito se sigue preguntando ¿quién o quiénes fueron los autores? Y ¿por qué fue asesinado Pepín Astillero?

La Policía Nacional mantiene abiertas varias líneas de investigación, pero de momento no hay detenciones en este caso sobre el que se decretó el secreto de sumario. Un caso que ha tenido sobresaltada a esta localidad en los últimos días.

Son tantas las incógnitas que rodean este supuesto crimen que en los últimos días no hay comparecencia del delegado del Gobierno en la que no se le pregunte si hay algún avance en la investigación. Ayer, sin ir más lejos, Germán López Iglesias, a preguntas de los periodistas, respondía: "La Policía Nacional tiene abiertas varias líneas de investigación y esperamos que dé sus frutos dentro de poco tiempo". También recordó que el juez declaró el secreto de sumario.

Aunque la autopsia practicada el mismo miércoles en el Instituto de Medicina Legal de Badajoz no confirmó si la muerte del empresario jubilado se debió a los golpes que presentaba el fallecido en la cabeza, los indicios apuntan a una muerte violenta.

El pronunciamiento de la autopsia está pendiente de los resultados de las muestras biológicas que se enviaron al Instituto de Toxicología de Sevilla, así como de los análisis de los vestigios --cuerdas y otros materiales-- que se remitieron a la unidad Científica de la Policía.

José Astillero Torres tenía 69 años y acudía frecuentemente a una casilla de campo de su propiedad ubicada en las traseras de dos clubes de alterne de la carretera Don Benito-Medellín (El Edén y el antiguo Papillón). Precisamente en ese lugar fue hallado su cadáver en la madrugada del 8 al 9 de octubre, con la cabeza golpeada, las manos atadas y amordazado.

Este periódico ha intentado obtener la versión de la familia del fallecido. Por el momento, han rehusado hacer manifestaciones, aunque sí han dejado claro que esperan que se haga justicia. Mientras, sus vecinos siguen realzando sus bondades y hablan de él como una persona tranquila que no daba problemas en la calle Pizarro, donde residía. Todos coinciden en la crueldad de la muerte. "Nadie merece morir así", es una de las frases más repetidas.