La tradicional matanza extremeña sirvió por quinto año consecutivo de nexo de unión entre los dombenitenses y la población inmigrante residente en la localidad. Brasileños, colombianos o marroquíes no se quedaron atrás a la hora de dar a la máquina para llenar la tripa y conseguir hermosos chorizos, morcillas y salchichones, al tiempo que las mujeres se encargaban de los guisos y de atar la chacina.

Esta estampa de convivencia volvió a ponerse de manifiesto en la quinta edición de la matanza extremeña organizada por la parroquia de Santiago, que reunió entre la jornada del domingo y ayer a casi un centenar de personas.

El párroco de Santiago, Fermín Solano, declaró que uno de los objetivos de esta iniciativa es "fomentar la convivencia y el intercambio cultural con la población inmigrante de Don Benito". Para ello, además de la propia matanza, los extranjeros también dieron a degustar diferentes platos típicos de sus países de origen.

En total se realizaron unos 300 kilos de chorizos y salchichones. La recaudación de la venta de los productos de la matanza será para Cáritas.