Septiembre se convierte para muchos villanovenses en el mes de la devoción y el fervor. Devoción por la Virgen de Guadalupe, la Patrona de Extremadura, que cuenta con tres hermandades en la localidad, una en cada parroquia: Nuestra Señora de la Asunción, San Francisco y de la Santa Cruz. Además, cada una de las iglesias posee una imagen de la Virgen de Guadalupe, las cuales salen en procesión el día 8. Incluso hay que añadir una cuarta, en la ermita de Santiago.

Todos estos datos justifican la gran veneración que se le profesa a esta advocación mariana en Villanueva, que además se ve ratificada con unas dosis de fervor extra, en las peregrinaciones a pie que todos los años llevan a cabo decenas de villanovenses hasta el real monasterio de nuestra señora de Guadalupe.

GRAN TRADICION

Las peregrinaciones a Guadalupe tienen una gran tradición en la localidad y muchas veces, además de por devoción, éstas se ligan al cumplimiento de alguna promesa. El aprobado del curso o una asignatura, el buen resultado en una operación quirúrgica, encontrar trabajo... Todas las excusas son buenas para agradecérselo a la Virgen el día 8.

Antaño, el camino hasta Guadalupe solía hacerse en carros tirados por mulas a través de la vieja y tortuosa carretera. Ahora, la ruta que emplean los villanovenses se vale de la N-430, pasando por Valdivia, Gargáligas, Acedera y Obando, para conectar en este pueblo con la EX-116 y de ahí llegar a Guadalupe tras dejar atrás Cañamero y Puertollano.

Los grupos de peregrinos suelen salir dos o tres días antes de la festividad del 8 de septiembre con el objetivo de llegar a la misa del peregrino, y en total recorren en torno a los 85 kilómetros andadando desde Villanueva hasta la comarca de Las Villuercas.

No obstante, a pesar de que lo que mueve a estos devotos a hacer la ruta andando es su fervor por la Virgen, el camino también sirve para disfrutar de una romería festiva. Por ello, los grupos de peregrinos siempre están apoyados por un coche que porta la comida y las tiendas de campaña para pasar la noche, y por los voluntarios de Protección Civil, siempre prestos para resolver algún percance.