Tras pasar más de dos semanas en Don Benito, la patrona de la ciudad, la Virgen de las Cruces, regresó ayer a su ermita situada a unos siete kilómetros de la localidad, en la falda de la sierra de Ortigas. Un día antes, el lunes por la tarde, los niños y niñas visitaron a la Virgen en la plaza de España donde hicieron una ofrenda floral y le cantaron un himno en su honor, como cada año, para despedirse.

Sobre las ocho y cuarto de la mañana (tras esperar a que dejara de llover), arropada por sus fieles y vecinos de la zona, salió de la iglesia de Santiago (donde ha estado durante todos estos días) portada por numerosos devotos, que minutos antes se habían apuntado para poder llevarla por turnos hasta la ermita.

Este año, la Virgen regresaba de manera diferente, ya que estrenaba una nueva corona, que fue bendecida por el párroco de Santiago, Fermín Solano el pasado sábado durante el desarrollo de la novena.

Se trata de una corona trabajada en plata y bañada en oro con las joyas donadas por sus fieles en los últimos años, unas joyas que tienen un peso de unos 1.400 gramos y que se han visto reducidas a "unos 900 gramos" de oro de 24 kilates, según informó el párroco. Además, la corona incluye el rostrillo que rodea la cara de la imagen, que ha sido hecho "exclusivamente" para la patrona dombenitense por un orfebre de Sevilla.

LA VELA Tras llegar a la ermita, pasadas las once de la mañana, y tras unos minutos de descanso, el obispo de Plasencia (diócesis a la que pertenece la ciudad), Amadeo Rodríguez, presidió la misa. Después, los vecinos pasaron un día de convivencia, ocio y diversión en los alrededores de la ermita, en la llamada romería de La Velá de Don Benito, fiesta que acoge cada año un gran número de fieles y visitantes durante todo el día.