El reto era que toda la familia pudiera coronar el Kilimanjaro. Eso eran cuatro personas y costaba 12.000 euros. Paulo Jiménez empezó una carrera a contrarreloj para poder costearse las vacaciones. De conserje de una escuela pasó a pluriempleado: conserje de 8 a 17 horas y vendedor de libros a domicilio el resto de horas y todos los días. Paulo leyó un anuncio en un periódico y no lo dudó. Era la oportunidad perfecta para conseguir el dinero que necesitaban. Fue duro, pero "cuando alguien quiere algo, lo consigue". "Fueron seis meses horribles, trabajaba más de 12 horas diarias y los fines de semana no descansaba", dice. Lo consiguió y su familia viajó con el Centre Excursionista Sant Celoni a Tanzania, al Kilimanjaro.