El espejo del sol. Disponer de un espacio así a tan solo 10 kilómetros de una gran ciudad supone un auténtico regalo y demuestra que, a veces, no hace falta mirar tan lejos para encontrar un espacio de paz y conexión con la naturaleza. En verano, además, el parque natural de la albufera de valencia se tiñe de un naranja sobrecogedor durante la puesta de sol. Un espectáculo al alcance de todo el mundo que solamente requiere una cosa: dejarse llevar por el momento sin ninguna pantalla de por medio.

Es un territorio tan rico y singular que casi parece un mundo aparte. Un paisaje insólito dibujado con playas de dunas salvajes, bosques, arrozales y un enorme lago, el más grande de España, por el que navegar plácidamente bajo una luminosidad única. La Albufera, el Parque Natural que despliega un inmenso humedal a solo 10 kilómetros de la ciudad de Valencia, es un auténtico oasis urbano. Aquí, en este lugar cuyo nombre en su origen árabe designa un pequeño mar, se viene a escapar del ruido y la prisa de la ciudad, a sumergirse de pronto en un remanso de paz a apenas media hora del asfalto. Y esto es algo que realmente se aprecia después del largo confinamiento que ha supuesto la pandemia del coronavirus. También se viene, claro, a explotar los placeres del paladar, que para eso es el punto donde nació nuestro plato más universal. Cuentan que aquí tomó forma la paella, allá por el siglo XV, al calor de unas aldeas arroceras pobladas por campesinos y pastores.

Entre juncos y cañas

Pero sobre todo, se viene a disfrutar de uno de los atardeceres más espectaculares del mundo. El que proporciona el cielo limpio, el Mediterráneo brillante en contraste con la tierra, la luz (ahora teñida de tonos rojizos) a la que cantó el escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez en su novela Cañas y Barro. Tanto mejor si la experiencia se produce sobre las aguas a bordo de una barca de madera que surca los juncos, mientras los peces saltan alrededor. Ningún momento resulta tan mágico como el de navegar por este inmenso lago, al que los poemas árabes definen como el espejo del sol, y en el que pesa la leyenda de una serpiente gigante que es como un monstruo del lago Ness a la valenciana.

Enorme biodiversidad

Dunas naturales, playas salvajes, intrincados marjales y bosques de pinos. Así está dibujado el paisaje de la Albufera en esta zona formada hace millones de años como resultado del cierre de la bahía por un cordón litoral. Una zona, que gracias a sus diferentes ecosistemas, tiene un altísimo valor ecológico. Por ello, además de asistir a la puesta de sol, son muchas las actividades que brinda este lugar. Se puede pasear entre los arrozales, observar a las aves en los distintos canales o aventurarse a recorrer alguna de las rutas señalizadas que existen en el parque para recorrer a pie o en bicicleta.

Chapuzones y cultura

Entre ellas, la de Na Molins, de unos 25 km, que discurre entre acequias, casas de aperos y viejas masías, con una parada en la Muntanyeta dels Sants para disfrutar de una excelente panorámica. O, más corta, la del Port de Catarroja, de casi 4 km, que se adentra en el marjal y llega al Tancat de la Pipa, donde admirar los hábitats de agua dulce creados para especies amenazadas.

En verano, estos recorridos tienen el refrescante añadido de los chapuzones en playas salvajes como l’Arbre de Gos, la Devesa, El Saler o la Garrofera. Un lujo para los valencianos y para todos aquellos que, este verano, decidan comprobar que no hace falta marcharse muy lejos para encontrar la magia.

Museos seguros

Y de vuelta a la ciudad, también quedan muchos otros alicientes para este verano post-coronavirus. Por ejemplo, todos los museos de Valencia que han ido reabriendo tras el confinamiento y que ofrecen la oportunidad de ser visitados sin tantas aglomeraciones como en otras ocasiones. Y muchos de ellos con precios especiales. Enmarcados en la Ciutat de les Arts i de les Ciències, el Museu de les Ciències y el Hemisfèric han sido los primeros en España de recibir el sello Safe Tourism Certified, que garantiza que se han tomado todas las medidas higiénico-sanitarias tanto para los visitantes como los trabajadores. El aforo se ha reducido, se han habilitado mecanismos de reserva y señalados recorridos unidireccionales. Y el Oceanogràfic, el acuario más grande de toda Europa, volvió abrir por todo lo alto a finales de junio: acogiendo a los equipos de baloncesto participantes en la fase final de la ACB celebrada excepcionalmente en Valencia.

El centro cultural de la Fundación Bancaja ha regresado con un recorrido por la producción en pequeño, mediano y gran formato del artista valenciano Sorolla. La muestra Sorolla: Cazando impresiones incluye obras del Museo Sorolla de Madrid, de coleccionistas y de la colección de la entidad. Por otro lado, el Museo de Cerámica, situado en el Palacio del Marqués de Dos Aguas, cuenta con entrada gratuita hasta el 31 de julio. Eso sí, abre con una reducción del aforo al 30% y normas especiales: uso de mascarilla, lavado de manos y distancia de seguridad. El Museu Valencià de la Il·lustració i de la Modernitat (Muvim), el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) y muchos de los museos municipales también ofrecen por el momento la entrada gratuita. Una oportunidad para no perderse.