"La cantante calva" es, quizás, la obra primigenia del llamado teatro del absurdo. La obra supone una crítica de la vida cotidiana, en la que los personajes son incapaces de comunicarse entre sí.

Un divertidísimo poema fonético que juega con la ilusión de la comunicación, en un intento por atravesar los límites de la realidad para plantear inquietantes preguntas al espectador.

Ionesco, partiendo de las conversaciones cotidianas del método Assimil de enseñanza del inglés, satiriza la banalidad de las relaciones humanas convencionales.

Se ha dicho que su teatro es una exageración selectiva de la realidad, con la idea de mostrar la ridiculez de algunos aspectos, y La Cantante Calva es el ejemplo más claro.