Bordeando la línea que separa documental y ficción, la cineasta portuguesa sigue a Jorge de Sena, quien fue obligado a abandonar su país. Primero emigró a Brasil, y más tarde a Estados Unidos. Jamás volvió a Portugal durante un exilio de 20 años, manteniendo en ese tiempo una epistolar correspondencia con Sophia de Mello Breyner Andersen. Esas cartas son el testimonio de la profunda amistad entre dos poetas, cartas de anhelo y deseo para «llenar años de distancia con horas de conversación». Así, a través de extractos y versos, un diálogo se establece revelando opiniones divergentes del mismo modo que un lazo firme, así como los esfuerzos por preservarlo hasta su último aliento.