Miravaux, maestro del teatro francés, escribió La Isla de los Esclavos en 1725, en una época donde ya se fraguaban los principios pre revolucionarios que culminarían en la Revolución Francesa, y todo lo que ello supuso para los estados modernos, de los cuales somos herederos.

Ifícrates y Eufrosina, señores de la alta sociedad ateniense, naufragan, junto a sus respectivos esclavos Hé y Cleantis, en una isla. Allí les recibe un misterioso personaje que les informa de que han llegado a la isla de los esclavos y que deberán cambiarse los roles de amo-esclavo, ante el desconcierto de los amos.

El propósito de ese "legislador" no es otro que educar a los amos para corregir y eliminar la tiranía ejercida sobre sus esclavos. Para ello deberán someterse a la voluntad de sus nuevos señores y experimentar en sus propias carnes lo que significa estar al servicio de otro ser humano.