En una iglesia de una pequeña localidad estadounidense, se prepara de forma minuciosa una reunión que va a tener lugar. Cada detalle es controlado al máximo y flota en el ambiente una cierta tensión ante el evento. Precedidas de la persona que ha alquilado el salón para esa reunión, que comprueba que todo esté en orden, llegan dos parejas. Toman asiento y comienzan a hablar.