Se trata de una exposición compuesta por un total de 20 pinturas de variados formatos, bocetos y pequeñas piezas que conforman un viaje vital por diferentes escenarios que han marcado al pintor durante su trayectoria profesional.

A Morcillo le seduce la luz vibrante e intensa de su entorno, siendo principal fuente de inspiración. A ésta, le acompaña su atracción constante hacia el color, manifestado bajo un magnífico dominio en la pincelada, a veces dura y recóndita, y otras tierna y sinuosa que brotan de sus pinceles con destacada ingenuidad, anteponiendo el lenguaje a la representación.

Lugares que conforman su particular cuaderno de viajes y apuntes, espacios transitados en su memoria artística y personal, se conjugan con paisajes experimentales y oníricos en los que el tiempo se detiene y el artista se siente libre creador, generando un diálogo perfecto con la presencia continua del paisaje.