Esta muestra tiene una intencionalidad claramente didáctica, por cuanto pretende que las personas que se acerquen a verla sepan del porqué de los paisajes culturales y aprehendan su valor y proyección a través de la obra de los artistas plásticos.

Cada uno de estos paisajes será explicado a través de profesionales (agricultores, ganaderos, apicultores, silvicultores, carboneros, arquitectos, ingenieros…), que viven en o de esos paisajes. En definitiva, trasladar al observador la simbiosis (positiva o negativa) que existe entre el ser humano y su medio.

La acción humana sobre la naturaleza a lo largo del tiempo ha dado lugar al paisaje. Tradicionalmente la agricultura, la ganadería y la ordenación de los bosques han sido las actividades que más han modelado el entorno, a la que se han venido añadiendo la industria, el trazado de infraestructuras o el desarrollo de pueblos y ciudades.

El territorio que hoy abarca la Comunidad Autónoma Extremeña incluye gran variedad de paisajes, unos fruto de dilatados procesos en el tiempo, otros de proyectos concretos y de más o menos rápida implantación.

De esa interacción surge que un entorno original se vea transformado, dando lugar a un entorno cultural con valores agrarios, arquitectónicos, etnográficos, arqueológicos…definidos como paisajes culturales.

Desde la promulgación de la Carta de Ámsterdam y la Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico en 1975 se valoraba que los bienes culturales precisan del aprecio y la conservación de sus entornos. Es decir, el Patrimonio ha ido ensanchando su ámbito al territorio hasta el punto de que, en 1992, la Convención de la UNESCO del Patrimonio de la Humanidad reconoció a los paisajes culturales como “las obras combinadas de la naturaleza y el hombre”. De manera progresiva la legislación de muchos países, España entre ellos, ha asumido esa figura de estima y protección

Los artistas plásticos, desde el siglo XVI, han valorado al paisaje como complemento o como protagonista de la obra de arte, especialmente gracias al genio e influencia de escuelas pictóricas como la flamenca o la alemana. Y será en el XIX, con el movimiento Romántico, cuando el paisaje llegue a copar la producción pictórica y sublimarse.

Han sido los pintores (y fotógrafos o cineastas) quienes han actuado como pioneros en el encumbramiento del paisaje.

Los Museos, Instituciones e Iglesias Extremeñas custodian la producción de creadores que, bien como sustento de las figuras, bien como protagonista único del cuadro, se anticiparon a este reconocimiento. El elenco va desde Zurbarán o Luis de Morales, pasando por los regionalistas y costumbristas (Covarsí, Bermudo Mateos) hasta renovadores como Pérez Rubio, Ortega Muñoz o E. Naranjo.