Pedro Wichard acompañado por David Carbonell y su piano rojo.

Era Pedro Pérez el que cuenta que cómo en su clase de la Facultad de biblioteconomía había cuatro Pedros, se quedó con Wichard, y desde entonces es Pedro Wichard. Y todo ello porque en los tiempos de COU conoció a Raúl Pinilla.

Y en Pardaleras, y luego en la Remayte crecieron The Wichards, los que sonaban hace unos minutos. Con su Telefunken. Era el año 94. Por cierto, Raúl, también era Raúl Wichard. Lamentablemente, falleció.

Luego llegó la ríada, que se lo llevó todo. Y el disco que recuerda la tragedia. Tocados pero no hundidos. Grabado en Puebla, en los inicios de Promúsica / Dodo Records….donde vivía enclaustrado Mazuecos, al que conocimos una noche lleno de cables delante de una pecera….y que luego llegó a ser, de por vida, Armando.

Nuestro Armando. Después de The Wichards, convivieron durante algún tiempo Darksound y Gordo.

Gordo graban en el año 2000 un disco tremendo.

Era la voz de Pedro, claro, pero además era la guitarra de Sisco, la batería de Antonio Pintor, el de Almendralejo, el que, pasados los años, brilla con su propia luz en Switchense, la banda de Setubal de Trashmetal tan determinante que tenemos en Cantarrana.