Este paseo histórico nos llevará a conocer dos cerros ya plenamente urbanizados: el de la Picuriña y Pardaleras. En diferentes momentos históricos, ambos fueron espacios destacados para la defensa de Badajoz. En el caso del de Pardaleras, en los años cincuenta se levantó la antigua cárcel de la ciudad, construida sobre el recinto de un baluarte militar: el llamado fuerte de Pardaleras, del siglo XVII. Posteriormente, en los años noventa, se transformó en un museo de arte contemporáneo: el MEIAC, que se visitará al final de la ruta. Además, se conocerán historias acerca de la “autopista” (BA-20) y un enclave singular: el molino de la Tarasca, en la unión de los arroyos Rivillas y Calamón.