El universo en un bit.

La sustancia primordial del universo, la que da forma y función a todo lo que somos y sabemos, y que se manifiesta a través de la energía, la materia, el tiempo y el espacio, no es más que información codificada. Bits organizados. Como dijo el eminente físico teórico John Archibald Wheeler: Todo es Bit.

A lo largo de toda nuestra vida acumulamos información desde que somos concebidos, hasta que morimos. Es un proceso acelerado en la actualidad gracias a esas prótesis informativas que son los aparatos informáticos. Transmitimos la información que almacenamos en nuestros genes mediante la reproducción. Y tras la muerte, liberamos al entorno el resto de información que almacenamos mediante los procesos de descomposición química de nuestras moléculas. Hay quien cree que la información más intima, la que hemos ido almacenando a lo largo de la vida en nuestra consciencia, la que nos proporciona nuestra identidad como individuo único e irrepetible, no se dispersa caóticamente sino que se preserva en el universo tras nuestra muerte en algún formato cuántico aun desconocido para la ciencia.

Los seres vivos somos entidades generadoras de información. Hay quien propone la hipótesis de que la función esencial de la vida, la razón de nuestra existencia sea el acrecentar el acervo informativo del universo. Seriamos como memorias externas, pendrives, del universo.

Hoy estamos en plena era cibernética. La integración de nuestra mente con los dispositivos informáticos es cada vez mayor. Inteligencia artificial, metaverso, androides inteligentes forman parte ya de nuestra vida cotidiana. Hay quien asegura que en un futuro no muy lejano se logrará una fusión completa hombre – máquina y surgirá una nueva especie: el Homo ciberneticus.

Autor:

José Enrique Campillo Álvarez es médico especialista en nutrición y alimentación. Se doctoró en Medicina por la Universidad de Granada y completó sus estudios en las universidades de Lieja y Oxford. Ha sido catedrático de Fisiología en la Universidad de Extremadura. Su labor investigadora se ha desarrollado a través del estudio de diversos aspectos relacionados con la diabetes, la nutrición humana y el ejercicio físico.

Es Premio Nacional de Investigación 1989 por la Sociedad Española de Diabetes y miembro de numerosas sociedades científicas españolas y europeas, como la European Association for the Study of Diabetes. En los últimos años ha estado interesado en el enfoque de la llamada Medicina Darwiniana acerca de las enfermedades de la opulencia (sindrome metabólico y enfermedades asociadas). Ha publicado sus estudios en revistas especializadas y es autor de varios libros de referencia como La cadera de Eva, El mono obeso y La consciencia humana, entre otros.