-El Cristo fue pionero para borrar La Raya.

-Somos conscientes de que El Cristo es el monumento más visitado de nuestros hermanos españoles en la ciudad de Elvas. Tenemos de 400 a 500 comensales diarios. Los pescados y mariscos frescos seducen a los turistas. Nuestro restaurante es sinónimo de calidad.

 -La clave es la hermandad.

-Así es. Elvas y Badajoz somos una familia.

 -¿Qué lugar ocupan los pescados y mariscos en su carta?

-Mucho. El buey de mar, que es el plato estrella. Le siguen la lubina, dorada, lenguado, mero... También disponemos de pulpo, almejas, ostras, mejillones y una amplia variedad de mariscos: langostinos, gamba blanca, langostas, bogavantes, cigalas, centollos, nécoras...

Restaurante El Cristo (Elvas, Portugal). SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

 -¿De dónde viene el producto?

-De la costa portuguesa. Están elegidos en los mejores lugares y vienen camiones cargados con el marisco vivo de Setúbal, Peniche, Sines, Lourinhã… Además contamos con un vivero propio.

 -¿Al que coma la zapateira con cubierto lo meten en la cárcel?

-Aquí cada uno baja las escaleras como le gusta.

 -¿Qué opina de los robots-camareros que transportan platos?

-Será el futuro. Hay serias dificultades para contratar camareros. Y no solo pasa en la hostelería, sino en el sector servicios en general.

 -¿Y por qué es tan complicado encontrar camareros?

-Quizá los gobiernos no lo incentivan lo suficiente. Es una vida sacrificada. La hostelería hay que trabajarla movido por la pasión.

 -“No tengo tiempo para cocinar”, dice la gente.

-Vivimos en una sociedad donde las personas tienen una vida cada vez más activa. Van de casa al trabajo. Y cuando poseen un poco de tranquilidad prefieren acudir a un restaurante o encargar la comida.

 -Un consejo para sacarle todo el partido a las verduras.

-Pienso que hay que comer sano y que hay que tenerlas muy en cuenta en nuestros platos. De hecho, nosotros cuidamos las guarniciones y las ensaladas. También nuestros menús velan de las personas con alergias o celíacos, tenemos pan sin gluten... Estamos muy concienciados con los hábitos de vida saludable.

 -¿Qué busca su clientela?

-Quiere un producto fresco, de calidad y bien hecho, mimado en la cocina. No quiere más, no puedes darles producto de segunda, ni que vaya pasado de cocción. El restaurante ofrece un producto exquisito de primer nivel elaborado de maneras muy diferentes.

 -¿Algún plato típico portugués que no sea el bacalao?

-Las sardinas asadas, la sopa de tomate, las migas con tocino... Son platos tradicionales y muy sabrosos de nuestro Alentejo.

 -¿El éxito de un negocio se mide por las colas o por su obra?

-Calidad, precio y simpatía, son las tres condiciones que marcan el mejor barómetro. Y por eso nuestros clientes recorren más de 250 kilómetros para venir a su casa. El mejor premio es el del cliente anónimo que disfruta y es feliz en nuestro restaurante.

La opinión de Valbuena

EL CRISTO (Elvas)

EL INCOMBUSTIBLE

Cuando algo alcanza la categoría de clásico está por encima de las críticas. Los clásicos son como son y nadie en su sano juicio pretendería enmendarlos. El Cristo, por ejemplo. Desde 1977 y echando humo. El clásico por antonomasia de Elvas. Sin duda, parte de la historia rayana, y aún más, parte de su íntima idiosincrasia. Al Cristo se va en procesión. Siempre hay quien espera a la puerta por una mesa. Al Cristo han ido, y vuelto a ir, infantas, toreros, señoritos con y sin cortijo, camperos, españoles, portugueses, viejos y jóvenes… El Cristo tiene aire de merendero y servicio de merendero. Tres grandes salones a modo de gigantes quirófanos para despedazar zapateiras. Mantel de papel. Carta plastificada. Vajilla de mucho antes de casi todo y vasos de tubo para el agua mineral con gas. Nada de eso importa. Al Cristo se va a comer marisco sin más. Zapateiras, zamburiñas, langostinos, bogavantes y lo que se tercie. A dos carrillos. Y sin que el bolsillo enferme. También es verdad que, si usted pregunta, más de uno le dirá que no merece la pena esperar, que es caro, que todo está un tanto destartalado… pero, sin duda, es imprescindible, al menos una vez en la vida, comer allí. Por cultura general. Es lo que tienen los clásicos.