La actriz estadounidense Jessica Alba (que el pasado 28 se abril cumplió 38 años) pasó por Madrid para presentar su nueva serie, L.A. Finest: Policías de Los Ángeles, spin off de la saga Dos policías rebeldes en la que interpreta a un miembro de la brigada antidroga que mantiene una relación poco convencional con su compañera de unidad, encarnada por Gabrielle Union, cuyo personaje sirve de nexo entre las películas de la franquicia y esta nueva propuesta del canal AXN para la próxima temporada, que promete ser la buddy cop femenina del año.

—Hollywood está propiciando el intercambio de roles y muchas franquicias masculinas tienen ahora su correspondiente femenino, como ‘Ocean’s Eight’, ‘Cazafantasmas’ y ahora ‘L.A. Finest’...

—Ya era hora. Películas y series deberían reflejar la realidad y la mitad de la población son mujeres. Es necesario que nosotras también nos sintamos identificadas y representadas en la mayor variedad de papeles posibles.

—Su papel es muy físico, y con armas.

—Tengo bastante formación desde que trabajé en la serie Dark Angel. Me siento cómoda. Además, lo pasamos muy bien en el rodaje, sin descansar, inventábamos coreografías, comíamos tacos, bebíamos tequila...

—¿Cómo compagina sus facetas de empresaria, actriz y madre?

—Trabajo mucho, y si quiero estar con mis hijos (tres, con el productor Cash Warren) los he de integrar en mi trabajo. Así que los llevo a mi oficina de la empresa The Honest Company (productos de belleza orgánicos) y cuando viajo, me llevo la casa a cuestas. Es la única manera.

—Al ser productora ejecutiva de la serie con Gabrielle Union, ¿ha propiciado que el entorno de rodaje tuviera carácter familiar?

—Son ajustes fáciles, pero Hollywood se resiste. Hay maneras sencillas de no abusar del tiempo y que la gente pueda ver a sus familias, tratar la maternidad con respeto para poder integrarla en el entorno de trabajo. La conciliación es fundamental para crear un nuevo mundo, un entorno más feliz y saludable.

—Su personaje también tiene que combinar el mundo criminal de una ciudad y ser madre.

—Es una mujer que intenta llevar a cabo todas sus facetas. Es madrastra de una adolescente y es algo que no se ha explorado demasiado. Es importante que las mujeres se conviertan en partes fundamentales de cualquier narración, que se plasmen sus problemas reales. Y lo ideal sería que las historias fueran escritas y dirigidas por mujeres, porque el enfoque que puede dar el hombre es siempre distinto a la hora de hablar de ciertos temas.

—La serie se aleja del tono cómico de las películas y de los prototipos de ‘buddy movie’ en los que los personajes se suelen apoyar el uno en el otro.

—Queríamos demostrar que son mujeres fuertes de forma independiente. No siempre tienen que estar perfectamente sincronizadas, cada una tiene sus aciertos y sus fallos. Queríamos reflejar las relaciones femeninas de otra manera, más compleja, que no hubiera ni risas ni una complicidad subrayada. Y, sobre todo, que no fueran una pareja dulce o pegajosa.