Para Paco León (Sevilla, 1974), lo de trabajar con la familia no es nada nuevo. Lo hizo con su madre y su hermana en su primera película como director, Carmina o revienta, y su secuela, Carmina y amén, y con su mujer, con la que creó la serie Arde Madrid. Lo que ya no se esperaba es que fuera a repetir con María haciendo de hermanas en La casa de las flores, cuya segunda temporada acaba de llegar a Netflix. «Ha sido un gustazo trabajar juntas», bromea, utilizando el plural femenino.

—En la serie, su familia política mexicana, los De La Mora, es un verdadero caos, pero la española no se queda corta.

—Sí, el personaje de mi hermana, Purificación, es bastante demoledor. Es muy disparatado, desequilibrado y difícil de hacer. Cuando lo leía pensaba: ¡Esto es una locura! María le ha dado mucha verdad.

—¿Cómo ha sido trabajar con ella?

—Me ha servido para descubrir a María como una actriz ya hecha, no de joven que empieza como cuando rodamos Carmina o revienta. Se le nota mucho callo. Aparte, ha sido un gustazo trabajar juntas y me ha ayudado a enfrentar algunas secuencias que no sabía cómo hacer. Nos hemos reído mucho y también ha habido momentos absurdos, las dos vestidas iguales. Así que ha sido como muy raro...

—¿Es cierto que aceptó su papel en ‘La casa de las flores’ sin saber que iba a hacer de mujer?

—Conocí al creador, Manolo Caro, en una fiesta y comentamos que teníamos ganas de trabajar juntos. Y me propuso: «¿Si te escribo algo para la serie que estoy haciendo para Netflix te vienes?». Yo le dije que me encantaría, si no era algo muy largo, porque tenía mucho trabajo en España. ¡Y el personaje que iba a ser un cameo lleva ya tres temporadas! Así que no sabía que haría de mujer y, cuando me lo dijo, ya era demasiado tarde para echarse atrás.

—Dice tres temporadas porque, aunque se acaba de estrenar la segunda, ya han rodado la siguiente.

—Sí, y creo que será la última.

—¿Cómo le gustaría que acabara María José? ¿Volviendo con su exmujer, Paulina de la Mora?

—¡Yo ya sé el final! Y hubiera hecho el mismo. Estoy muy contento con el final, que es muy loco.

—¿Cree que Caro le fichó porque había visto sus imitaciones femeninas en ‘Homo zapping’?

—Supongo que sí y que pensó que no tenía problemas con la caracterización. Aunque el personaje y el tono no tiene nada que ver con las de Homo zapping.

—Antes de que se estrenara la serie hubo polémica porque se criticó que un hombre hiciera el papel de transexual, y no una actriz ‘trans’. Usted incluso llegó a decir que «no volvería a aceptar un papel de mujer ‘trans’». Pero ha hecho más temporadas.

—Y lo sigo diciendo, porque no me gusta repetirme en papeles tan concretos. Creo que el personaje de María José ha servido para justo lo que se quería, que era normalizar y presentar un modelo positivo de mujer trans, que es la única cabal de la serie.

—Hasta los Javis plantean ese debate en ‘Paquita Salas’.

—En la serie, los Javis hablan de lo que le pasó a Scarlett Johansson. Me parece que estamos en una ola de corrección política bastante peligrosa y la autocensura no debe confundirse con las reivindicaciones. Me parece bien que los colectivos reivindiquen, porque tienen sus motivos, pero el artista tiene que ser libre para crear.

—Si tuviera que hacer una serie con un personaje ‘trans’, ¿escogería a una actriz de ese colectivo?

—Depende del papel y de la serie. A veces, un panadero no es el mejor para hacer un personaje de panadero. Seguramente, por su contexto, yo me siento más cercano a María José que cualquier trans, al tratarse de un abogado que, a los 40 años, teniendo hijo y esposa, decide transicionar a mujer. Porque el personaje no es solo su transexualidad, sino que hay más cosas. El director siempre tiene que tener la libertad de elegir al intérprete que le venga mejor. Lo importante es que haya papeles y personajes trans y que estén bien tratados y contados. Y que los interprete quien mejor lo haga.

—¿Cómo le gustaría que la gente recordara a su personaje?

—Como una señora, con dignidad. Como doña María José.

—Verónica Castro, la matriarca de la serie, ha dejado de actuar por «estar agotada de tanto mal». ¿Dejaría de actuar por algo?

—Por una enfermedad, por dirigir... Pero no está en mis planes dejar de actuar nunca. Yo paso de jubilarme, me parece un bajón muy grande.

—A pesar del éxito, no hará segunda temporada de ‘Arde Madrid’. ¿Le tentaron mucho para seguir?

—¡Claro! De hecho, estábamos preparando la segunda temporada y vimos claro que no debíamos seguir. Porque estábamos alargándola por corresponder a ese éxito, a la cadena, a los fans... pero en realidad ya estábamos satisfechos creativamente.

—No sería una decisión fácil.

—Nos costó muchísimo. Nunca se sabe lo que es adecuado, pero sí lo honesto y lo que te pide el cuerpo y el corazón. Y nosotros hicimos caso a lo que sentíamos.

—¿Recomienda trabajar en familia, como ha hecho usted?

—Sí, pero todo el mundo sabe que trabajar con tu pareja es especialmente duro y complicado, aunque tenga sus cosas buenas.

—Su hija tiene ya 9 años. ¿Le gustaría que siguiera sus pasos?

-No me extrañaría, pero tampoco me encantaría. Esta es una de la profesiones más bonitas si trabajas, pero más complicadas si no trabajas, que es lo más normal.

—¿Le agobia la popularidad?

—Son circunstancias que te toca vivir y mejor disfrutarlas que sufrirlas.

—Prefiere ver el vaso medio lleno. ¿Se considera optimista?

—Cuando me cruzo, hago un esfuerzo por positivar. No por hippy ni por sabio, sino por práctico.