Desde que ganara el Goya por 'La isla mínima', Javier Gutiérrez (Luanco, Asturias, 1971) se ha convertido en uno de los actores imprescindibles del cine español, con títulos como 'El olivo', 'El autor' y 'Campeones'. Pero él nunca ha dejado de lado la televisión que le dio la fama con series como 'Los Serrano' y 'Águila Roja', y en la que se ha mantenido activo con 'Vergüenza' y 'Estoy vivo'. Ahora se convierte en un hombre obsesionado con recuperar su casa en su primera película para Netflix, 'Hogar', que llega el miércoles 25 de marzo a la plataforma.

En 'Hogar' le ha tocado ser el malo de la función.

Es como una bajada a los infiernos del ser humano. Javier es un tipo que ha estado en la cresta de la ola, un publicista con muchísimo éxito que, de buenas a primeras, lo pierde todo y se ve en la tesitura de dejarse arrastrar por la corriente o darle la vuelta a la situación. Y decide darle la vuelta.

¿Comprende su forma de actuar?

A los ojos del espectador hace algo que moralmente será muy reprobable, pero ¿quién no ha deseado tener el coche del vecino o un puesto por encima del suyo? ¿Y hasta dónde estaríamos dispuestos a pelear para conseguir todo eso? Lo que plantea 'Hogar' es muy humano porque... ¿qué haríamos o dejaríamos de hacer si no nos enfrentáramos al juicio de otras personas?

Javier es un personaje con muchos claroscuros.

Todos tenemos una cara y un revés, y Javier también. A mí me interesan los personajes como este que tienen tantos colores, sobre todo cuando son más extremos y hay una ambivalencia, porque él persigue un objetivo en la vida y tiene que hacer determinadas cosas para alcanzarlo. Pero eso no lo convierte en un ser despreciable. A mí me gusta, por encima de todo, defender al personaje. Tengo que encontrar una luz, una grieta, para entender su forma de actuar, algo con lo que el espectador empatice, porque si no sería muy difícil trabajar desde ahí.

Aunque la película parta de una situación retorcida (alguien que manipula a los nuevos propietarios de su antigua casa para volver a recuperarla), plantea temas muy reconocibles para el espectador, como el poder o la ambición.

Eso se da mucho en el mundo de hoy en día. Gente que no ha llegado a un cierto estatus y mira con muy malos ojos al que sí lo ha hecho y piensa: ¿por qué no soy yo el que está ahí? ¿Qué es lo que he hecho mal? ¿Por qué yo no me lo merezco? Eso es lo que plantea esta película. Javier se pregunta por qué en su día él estuvo ahí y ahora ha dejado de estarlo, y por eso su lucha por volver a tener la vida de antes. Tampoco creo que sea baladí que el personaje se dedique a la publicidad.

¿A qué se refiere?

A que se dedica a crear sueños, a manipular la mente de los espectadores y los clientes. En ese sentido, las tretas que utiliza son muy maquiavélicas y le vienen de ahí. Es un tío que conoce muy bien el alma humana y cómo confundir a la gente, que teje una serie de relaciones casi hipnóticas con los otros personajes.

¿Cómo ve la repercusión que da trabajar en un proyecto de Netflix, que se estrena a nivel mundial?

Es maravilloso. Series como 'La casa de papel' o 'Élite', que solo se verían aquí más allá del éxito que tuvieran, ahora se ven en todo el mundo. Actualmente, España tiene mucho que decir a nivel mundial en cuanto a la ficción. Netflix habrá tenido mucho en cuenta que se puede exportar para haberse venido a trabajar aquí.

Javier Gutiérrez y Mario Casas, en 'Hogar' / NETFLIX

¿Ha sido complicado trabajar con dos directores a la vez?

Es algo que ya lo había vivido en la serie 'Vergüenza', de Movistar, que dirigen Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero. Es complicado, pero en 'Hogar' se entiende incluso mejor que allí, al ser hermanos. No sé si hablaban entre ellos en casa, pero en el rodaje lo tenían todo bastante claro.

Usted empezó haciendo teatro con Animalario. ¿Cómo es su relación con los actores de la compañía?

Seguimos teniendo muy buena relación. Yo me considero de esa escuela por la forma de entender la interpretación y hacer teatro.

¿Con qué ideas le gustaría que se quedara la gente que vea 'Hogar'?

Me gustaría que hicieran una lectura de la sociedad en la que vivimos, que está un poquito enferma, demasiado obsesionada con lo material y dejando poco espacio para ser auténticos. Pasa mucho con las redes sociales, que estamos más pendientes de los 'like' que de dedicarle más tiempo a nuestro hijo. Nos hemos vuelto muy egoístas y superficiales y estamos demasiado pendientes de lo que piensan de nosotros. Cada vez vivimos en un mundo más aislado y en el que tenemos menos contacto con los otros. Eso hace, en definitiva, que nos volvamos peores personas. Esta película habla de eso, de la sociedad que estamos construyendo. Porque hay personajes que se salvan, pero muchos otros no lo consiguen.

¿Cree que el cine está comprometiéndose más con esos temas o todavía hay que reivindicarlos?

Hay grandes cineastas que trabajan desde ahí. El cine no solo tiene que ser divertimento, también tiene que cumplir una labor social, poner el dedo en la llaga, remover conciencias, poner el espejo del mundo en el que vivimos delante de la cara del espectador. Esas son las historias que a mí me interesan.