'El Hormiguero' recibió este jueves en su plató a Ainhoa Arteta. La cantante lírica reapareció en el programa de Pablo Motos tras los graves problemas de salud que estuvieron a punto de acabar con su vida en septiembre del pasado año. Ya recuperada, habló largo y tendido con el presentador de Antena 3 sobre las complicaciones que tuvo que afrontar tras sufrir un cólico nefrítico. 

"Casi me muero, pero no me enteré. Me enteré después". Así de tajante se mostró la artista en su conversación con Motos, que quiso conocer más detalles sobre lo que sucedió realmente. "Me dio una sepsis, es un cólico nefrítico que se complica y produce un fallo multiorgánico. Me tuvieron que inducir el coma durante cuatro o cinco días", explicó la invitada. 

Arteta aseguró que se salvó "por los pelos", ya que además es alérgica a la penicilina: "Mi cuerpo había recibido resistencia contra el antibiótico. Me moría, no había manera. Era o morirme o que me metieran la penicilina". "Si me daba una reacción alérgica muy fuerte me moría también, pero no quedaba otra", compartió la soprano ante la audiencia de 'El Hormiguero'. 

Además de reconocer el "terror" que le entró cuando supo que tenían que intubarla, debido a que sus cuerdas vocales podrían haber quedado afectadas, habló de las secuelas que le han quedado tras el coma. "No me llegaba bien el riego a las extremidades", apuntó Arteta, que sufrió la amputación de dos dedos. Además, en el resto tiene injertos: "La mano izquierda se salvó porque está más cerca del corazón y ahí llegaba más sangre". 

Después de que Motos le preguntara por lo que sintió cuando estuvo en coma, Arteta sorprendió al contar su experiencia: "Me vi en un espacio azul oscuro, muy intenso y con estrellas". "Estaba suspendida ahí con un silencio total. Vi pasar una especie de cosa roja y pensé que era el infierno", admitió.