El nuevo año le ha devuelto la ilusión a Tamara Falcó en el terreno sentimental, pero no con un nuevo amor como podría ser Hugo Arévalo, sino con su ex, Íñigo Onieva, con quien rompió en septiembre de 2022 a los pocos días de comprometerse por una infidelidad. Sin embargo, meses después se confirmó la vuelta de ambos como pareja y anunciaron su boda, otra vez.

Recién llegada de una romántica y lujosa escapada de cuatro días con Íñigo Onieva a París, y a tan solo dos meses de su boda, La mala suerte se ha cebado con Tamara Falcó en su cita semanal con 'El Hormiguero'. Y es que la hija de Isabel Preysler ha sufrido el primer esguince de toda su vida al caerse minutos antes de comenzar el programa. Para sorpresa de la audiencia -y preocupación de sus seguidores- la marquesa de Griñón ha entrado al plató caminando con ayuda de dos muletas; eso sí, sin perder la sonrisa en ningún momento.

"Venía corriendo a la tertulia y como me gusta llevar los zapatos un poco grandes, me he caído. Aquí venimos lisiados, 'Show must go on'. Es mi primer esguince" ha reconocido resignada y con sentido del humor. Sin perder la calma, y convencida de que este traspiés no afectará a su enlace, Tamara aseguraba que ya había hablado por teléfono con su fisioterapeuta de confianza y que iba a poner solución cuanto antes a su desafortunada lesión.

Dicho y hecho. Sin tiempo que perder, la socialité se marchaba directamente desde 'El Hormiguero' a una clínica de guardia en el centro de Madrid -en cuya puerta se podía leer 'quiromasajista'- para intentar solventar esta 'mala pata' que podría arruinar su boda de no tratarse a tiempo.

Tras varias horas en el interior, y ya entrada la madrugada, Tamara salía de la clínica con la única compañía de su perrita Jacinta -que la acompañó al programa en esta ocasión- y con la ayuda de unas muletas con las que caminó con dificultad hasta el coche que la esperaba.

Más tarde, la marquesa ha afirmado que se encuentra "bien" y ha revelado que su visita de urgencia al centro quiropráctico ha dado sus frutos porque le han "recolocado muy bien" el tobillo.