Javier Calvo y Javier Ambrossi vieron a Ana Rujas en la obra 'La mujer más fea del mundo', que la actriz había coescrito y protagonizado, y nada más salir del teatro supieron que tenían que proponerle hacer un proyecto con Claudia Costafreda, guionista y directora con la que habían trabajado en 'Veneno'. Estaban convencidos de que ambas podrían hacer un buen tándem para desarrollar una historia que removiera al público. Ellos ejercerían como productores, involucrándose en muchos aspectos creativos y acompañándolas y asesorándolas en todo el proceso, pero sin interferir en la trama que ambas quisieran contar. El resultado es 'Cardo', serie que Atresplayer Premium estrena este domingo 7 de noviembre, una ficción cruda, muy explícita en las escenas de drogas y sexo, que aborda el vacío existencial de una treintañera a la que un accidente aboca a una espiral de autodestrucción.

"Ese vacío lo he sentido en algún momento de mi carrera y tenía la necesidad de contarlo, aunque he visto que recoge el dolor de más personas", explica Rujas, que se reserva el complicado papel de María, la protagonista, que por su deriva hacia al abismo podría recordar a la Rue de 'Euphoria', en versión cañí. Tanto la actriz como Costafreda reconocen que en la serie han volcado muchas vivencias personales, pero también de su entorno, y que la serie puede ser el retrato de una generación, la de los 'millennials', y a la vez se puede sentir identificado cualquiera que la vea. "El vacío y el dolor es algo que conoce todo el mundo y que no tiene que ver con una generación, sino con unos sentimientos", subraya Rujas.

Escenas explícitas de sexo

Su personaje usa el sexo y las drogas para evadirse, cayendo en los excesos que irán complicando su vida. La serie es muy explícita en esas escenas, con varios desnudos integrales. "Estamos comprometidas con la forma que creemos que es la mejor para contar la verdad y ser honestas. Por eso era absurdo censurar", afirma Costafreda. "Tenemos que normalizar los cuerpos, los genitales, el sexo, y eso no tiene que ser obsceno o estar fuera de lugar, sino que es una realidad", recalca. "Que no se hable de ello no implica que no esté ocurriendo. Y aquí se habla de ello", añade Ana Telenti, que interpreta a Eva, la visceral amiga de la protagonista y "su fiel escudera que está siempre ahí pase lo que pase".

En el reparto también figuran dos debutantes como Diego Ibáñez (el cantante del grupo Carolina Durante) y Clara Sans. Ella, como "la compañera de piso de María que sabe perfectamente lo que tiene que hacer todo el mundo, aunque para sí misma no tenga las cosas tan claras" y él, como el chico "tímido, nervioso y un poco pijo" al que la protagonista se acercará movida por la culpa. Los veteranos Yolanda Ramos y Alberto San Juan tienen papeles más secundarios pero, sobre todo él, claves en la trama de una serie que saca a relucir el tema de los abusos. "No se trataba de retratar un abuso concreto, sino el abuso en general en el que la sociedad nos mete desde pequeñas. En este caso vemos que María, desde la infancia, sin elegir mucho, acaba tomando decisiones que tienen que ver con lo que el mundo espera de ella", puntualiza Rujas.

Los múltiples sentidos del título

La falta de autoestima de María fue uno de los motivos para bautizar la serie como 'Cardo', pero no el único. "El título hace alusión a cómo se ve la protagonista, una chica que ha sido modelo y actriz, que es guapísima, pero que ella se siente asquerosa. También hace referencia a los pinchos que tiene esa flor, considerada fea y que encima, si te descuidas, te puede hacer daño", desvela Calvo. "El cardo representa algo malo, que nadie quiere. Pero si los miras, son bonitos. Es como las cosas tóxicas que tenemos dentro, que pueden llegar a ser bellas", aporta Ambrossi. El juego de palabras se completa por el hecho de que María se haya propuesto echar una mano a la dueña de la floristería de su barrio, Carabanchel, para intentar reflotar su negocio.

La simbología religiosa es otro de los elementos más característicos de 'Cardo', casi 'kitsch', donde aparecen estampitas de santos, procesiones y una escena onírica con una virgen muy particular como metáforas de la fe y la esperanza que está perdiendo la protagonista. "Cuando las cosas están tan mal, solo te queda rezar y ver qué pasa", justifica Calvo.