Aina Cid competirá en los Juegos Olímpicos en remo en la modalidad de dos sin timonel junto a Virginia Díaz. A sus 26 años, la remera ampostina es ya una mujer con mucha más experiencia y va a por todas a Japón. Quiere una medalla y la quiere de oro, pero es muy consciente de que su objetivo es volver a casa vacía, sin haberse dejado nada en Tokio.

Los Juegos llegan un año más tarde y Aina asegura que “llegamos bien, aunque ha sido un recorrido bastante complicado no solo por el coronavirus sino por todo lo que ha comportado la pandemia. El hecho que se alargara un año creo que nos ha beneficiado pero a la vez ha sido un duro golpe y se ha convertido un ejercicio de adaptación.

La catalana está convencida de que en Japón se verá a una Aina mucho más madura que en Río y que la experiencia adquirida desde los Juegos de Río (donde fue sexta junto a Anna Boada) le ayudará a afrontar estos Juegos de manera diferente: “La experiencia de Rio la recuerdo como un sueño porque pasé de la nada al todo en medio año lo que hizo que al final aquellos Juegos fueran un visto y no visto. Llegué, nos clasificamos, en un mes estábamos en los Juegos, entramos en la final… lo que parecía imposibles acabó siendo como muy fácil. Entonces era una Aina inmadura que se enfrentaba por primera vez al mundo de la élite. Ahora ya llevo cinco años en este mundo y cambia muchísimo. Soy mucho más madura”. Lógicamente la experiencia la ha convertido en una remera mejor que la de Río: “En muchos aspectos de este deporte los años hacen que seas mejor. Tanto a nivel técnico como en mi carácter y como persona he mejorado”.

Aina, que nunca ha remado en Tokio pero sabe que allí las condiciones serán complicadas por las características climatológicas, ha hecho un gran trabajo psicológico para que estos aspectos no le influyan: “En Tokio dan viento prácticamente todos los días y eso nos requiere una adaptación y un aprendizaje para saber cómo gestionarlo”. Bajo la premisa de Cid, “tendrá mucho que ver el estado mental y como lleguemos nosotras y las rivales psicológicamente”, augura Aina a quien le preocupa no poder tener a la familia a su lado. “Soy una persona de las que los cambios le afectan un poco y he tenido que aprender que la adaptabilidad es algo constante y que hay que hacer y a verlo como algo positivo y no como algo negativo”.

La remera catalana piensa que estos Juegos le ayudarán a “valorar lo que soy y lo que tengo” pero tiene claro cual es el objetivo en Japón: “Llegar allí en las mejores condiciones y dar el 100 por 100, pero lo que nos gustaría es estar luchando por las medallas”. Lo ve realista pero se está preparando para lo que venga. Cuando le preguntamos con qué volvería satisfecha, Aina se sincera: “Es uno de los aspectos que estoy trabajando. La satisfacción. Me gustaría decir que volver sin una medalla me satisfaría si lo he dado todo, pero queda trabajo por hacer. Creo que la única manera de volver satisfechas es dando el 100%. Cuando das el 100% no hay más. Si has hecho una buena regata, lo has dado todo incluso tu 110% y sigues siendo cuarta, quinta o sexta… eres lo que eres y si las demás son mejores no puedes hacer nada. No está bajo tu control”. 

Aina nos advierte de los ‘peligros’ en Tokio: “Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Gran Bretaña, Rumanía… básicamente estos son los que más guerra darán”. Y ellas, por supuesto, que irán a por el oro.