Ya queda menos para que Carlos Arévalo (Betanzos, 1993) cumpla el sueño de competir en unos Juegos Olímpicos. Lo hará primero en el K1 200 metros y después, en un K4 500 en el que el equipo español es uno de los favoritos al oro.

-Se acerca el momento del debut olímpico. ¿Echa mucho la vista atrás, a aquel momento en el que subió a una piragua por primera vez?

-La primera vez que me monté hace ya tanto tiempo... tenía yo 9 años y ya no me acuerdo de lo que pensaba. Pero sí que me acuerdo de esos entrenamientos en los que sufrí tanto pero después me fui con una buena sensación para casa. Cuando miras para atrás, piensas que todo ha merecido la pena.

-De todas formas, quién se lo diría a aquel niño.

-Quién se lo diría a mis padres, ¡con lo vago que yo era!

-¿Qué pueden más en estos momentos, las ganas o los nervios?

-Las ganas, se esta haciendo muy largo este período, un ciclo olímpico de cinco años. Con muchas ganas de llegar ya a Tokio.

-¿Cuál es el itinerario?

-El sábado viajamos y cuando lleguemos a Tokio nos vamos a un pueblecito de la otra costa, a Kyotango, donde vamos a entrenar hasta que se abra la pista.

-¿Han cambiado algo las rutinas para ir adaptándose a lo que se van a encontrar allí?

-Estamos intentando ganar horas. Esta semanas estuvimos levantándonos muy temprano, sobre las cinco de la mañana, para ir entrenando un poco el cambio horario. Adaptarnos al clima fue imposible. Estuvimos mirando y ponían que había 23 grados de mínima y 31 de máxima. Y nosotros nos vamos desde Asturias, lloviendo y haciendo frío. Allí vamos a estar tres semanas, así que vamos a tener bastante tiempo para la adaptación.

-¿Cómo ha cambiado la preparación desde la Copa del Mundo?

-Hemos hecho unos períodos de carga más específicos. Ahora estamos ya con la puesta a punto, con entrenamientos más cortos y de menos volumen. Se buscan más las sensaciones de competición.

-¿Y son buenas?

-Muy, muy buenas. Espero que cuando lleguemos allí sigan, pero esto es muy buena señal.

-¿Iguales o mejores que para el selectivo, donde arrasó?

-Para el selectivo me encontraba genial y ahora me sigo encontrando genial. Y que siga así que no me ha ido mal.

-El oro en la Copa del Mundo pudo ser un arma de doble filo, reforzar la confianza y por otro, relajarse.

-La moral siempre está por las nubes y relajarse cuando se está preparando unos Juegos Olímpicos es imposible. Siempre estás con el cuchillo entre los dientes y en ningún momento hay confianza ni relajación. Sabemos que es un objetivo ambicioso, el más importante para todos los deportistas Y hay que ir al cien por cien siempre.

-La primera prueba es en el K1 200. ¿Es un rodaje para el K4 o también entra en sus planes pelear?

-Yo voy a salir a pelear todo al cien por cien, pero está claro que mi objetivo siempre es el K4, es lo principal que estoy entrenando, en lo que he centrado la preparación y en lo que más ganas tengo de competir. Creo que en K1 se puede hacer un buen papel, pero es más una lotería porque podemos entrar los nueve de la final en medio segundo. Puede pasar cualquier cosa.

-¿Se reservaría si fuera necesario?

-No hace falta. Estoy preparado perfectamente para dar el cien por cien en ambas distancias y no cansarme de una prueba para otra. Es más, competir previamente en el K1 me viene bien para ir entrando en el ritmo de competición.

-¿Alemania sigue siendo el rival?

-Todos los países tienen unos barcos muy potentes. Alemania quizá ha sido el más regular y nosotros intentaremos superarles.

-¿Hay estrategia?

Se suele hacer un ritmo medio y una subida al final. Pero la estrategia la definiremos ya allí. No puedo adelantar nada.

-Es el único de los cuatro que debuta en unos Juegos. ¿Se teme alguna novatada?

-No, son muy buenos compañeros. Ya sean los primeros como los míos o los cuartos de Saúl, vamos a estar todos igual de nerviosos como para ponerse a hacer bromas.

-Algún consejo sí que le darían.

-Sobre todo a la hora de hacer las maletas, que no metiera tanta ropa. De competición... solo tenemos que hacer lo que venimos haciendo siempre: llegar allí, montarse en la piragua y darlo todo.

-¿Cómo es la convivencia?

-La convivencia es buenísima. La peor parte se la lleva al entrenador, porque al final nos unimos los cuatro para hacerle las bromas a él.

-¿Acompañarán a Saúl Craviotto, el abanderado, en la inauguración?

-No tenemos esa suerte. Nos da una pena inmensa. Hay que ser precavidos con el COVID. Para mí ser el abanderado es casi más importante que ganar el oro, es un orgullo inmenso. Y no hay persona que se lo merezca más que Saúl.

-¿Aumentaron las precauciones para evitar contagios?

Ahora mismo estamos limitadísimos. En una burbuja. A mi novia la tengo amargada. Pero es lo que toca, hay que tener muchísimo cuidado. Un positivo ahora mismo, nos deja sin Juegos. Hay mucha tensión.

-¿Y en Tokio?

-La pinta que tiene es que vamos a estar hotel-pista, pista-hotel. Y que no vamos a tener la oportunidad de ver absolutamente nada más.

-Va a tener que quitarse la espina en París 2024.

-Por supuesto. Quiero continuar después de esto, pase lo que pase, sea como sea. Me encuentro en un momento muy bueno y esto puede seguir para adelante y mucho mejor. París está ahí, ya solo quedan tres años y las ganas son inmensas.