El extremeño Javier Cienfuegos, primer español en una final olímpica de martillo, se clasificó décimo en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 con un mejor lanzamiento de 76,30 que no le resultó bastante para acceder a los tres últimos tiros.

El lanzador de Montijo había llegado a la final con un lanzamiento de 76,91 metros, séptimo entre los doce finalistas, justo el puesto que obtuvo en su primera gran final, hace dos años en los Mundiales de Doha, donde lanzó 76,57.

El extremeño, plusmarquista nacional con 79,38, había anticipado, tras clasificarse para la final: "Si estoy en mis marcas, podemos soñar", pero estuvo ligeramente por debajo.

Empezó el concurso lanzando 74,62, a continuación cometió un nulo y mejoró en el tercero hasta los 76,30, que resultaron insuficientes para meterse entre los ocho que siguen en competición a partir del tercer turno.

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Todos su trabajo del año estuvo enfocado a llegar en la mejor forma posible a la gran cita olímpica, que le ha otorgado el décimo lugar entre los mejores del mundo.

El campeón de España ha ganado en capacidad física y técnica para situarse muy estable en las cercanías de los 80 metros, la marca a partir de la cual se obtienen los éxitos internacionales.

Cienfuegos venía de conseguir en Getafe su undécimo título de campeón de España con 76,01, ligeramente por debajo de la marca que esperaba. Le ha costado "que el martillo vuele", aunque este año -explicaba- estaba entrenando mejor que en 2019. 

Nowicki golpea con 82,52 en martillo

Un lanzamiento de 82,52 metros, el mejor de su vida, dio el título olímpico de martillo al polaco Wojciech Nowicki, que había sido bronce en Río 2016, mientras su compatriota Pawel Fajdek, cuatro veces campeón mundial, sólo fue tercero.

De izquierda a derecha, Pawel Fajdek, Wojciech Nowicki y Eivind Henriksen. Reuters

Cansado de colgarse bronces en los cuatro últimos campeonatos globales (olímpicos o mundiales), Nowicki se hizo con su primer título grande en un concurso impecable en el que superó los 80 metros en sus cinto lanzamientos válidos.

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El noruego Eivind Henriksen, con un tiro de 81,58 en la penúltima ronda, se alzó con la medalla de plata, dejando un consuelo de bronce al teórico favorito, Fajdek, que pese a sus cuatro títulos mundiales nunca había estado en una final olímpica.

Fajdek, el mejor lanzador del último decenio, con 62 tiros por encima de los 80 metros, hoy sólo hizo uno más allá de esa marca (81,53). Su experiencia olímpica había sido calamitosa. En Londres 2012 no fue capaz de hacer un solo lanzamiento válido en primera ronda, y en Río 2016 fue eliminado con un pobre registro de 72.00. Ahora, al menos, ha subido al podio.